Geoparque granadino
(Artículo publicado el jueves, 7 de noviembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Hoy vamos a
recorrer un tesoro oculto entre montañas que os va a dejar alucinados. Nos
vamos a las comarcas del norte de Granada, dijo Jesús Calleja en la entradilla desde el helicóptero que sobrevuela
los lugares que visita en Volando voy.
Y sí, vaya si la zona es un flipe. Yo la conozco, y me enamoró desde el primer
instante que, en la distancia, en el bus que hacía el recorrido Granada-Murcia,
vi esos paisajes atormentados, bellos, enormes cárcavas que a pesar de su
aparente hostilidad son capaces de guardar en sus entrañas cuevas habitables
que mantienen una temperatura constante todo el año. Es la conocida como olla
de Guadix, depresión natural formada hace milenios. Hace millones de años este
lugar era un vergel con un río y un enorme lago, dice el narrador mientras se ven
desfiladeros, cauces áridos y crestas coronadas de rala vegetación. Un flipe.
Pero el paisaje
esconde otro tesoro, el de su gente, que también descubre Volando voy, uno de los pocos programas digeribles que emite Cuatro.
Para recordar la zona, Volando voy montó
“la misión más multitudinaria de la historia del programa” –y así fue, se hizo
una foto aérea con decenas de personas de los municipios del Geoparque
granadino en lo alto de un collado que luego la Diputación de Granada usará
como reclamo turístico, como apoyo de una lucha justa, la de incluir la zona en
la red de geoparques que apoya la Unesco. Diputación que, por cierto, preside
mi paisano José Entrena, de
Villanueva Mesía-. El Volando voy
dedicado a esta comarca granadina –que aunque emitido hace unas semanas no he
querido olvidar por razones obvias- sigue el esquema del resto de entregas,
pero de verdad les aconsejo que si no lo vieron, lo recuperen. Es un flipe.
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