Buenas mentiras
(Artículo publicado el jueves, 10 de enero, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Pedrete, Pedrete, si no sabes exhumar pa
qué te metes, dijo con soltura Elsa Ruiz,
la trans del pueblo, tal como ella se definió en el estreno de Todo es mentira, vespertino que Cuatro
estrenó el martes con muy, pero que muy poco éxito de audiencia si lo
comparamos, que hay que hacerlo, con Zapeando,
su rival natural de La Sexta. Esta chica, la trans del pueblo, junto a Marta Flich, Miguel Lago, Antonio Castelo,
y la actriz Itziar Castro, de
gordura infinita, desmesura anatómica que ella misma usó como elemento de humor
durante el programa sin asomo de complejo, forma parte del equipo del nuevo
intento de la cadena por reflotar su hundida tarde, bueno, y hundida mañana, y
hundida noche, pero esta es otra película. Al frente de Todo es mentira, el que intenta ser el Frank Blanco de la competencia, don Risto Mejide, casi ausente, en un papel a medio gas que no acaba de
encajarle o no acaba de dominar, aunque algo raro observo.
El programa, lo digo rápido, quiere ser un
Zapeando pero no lo consigue. Y ese
es su error. Igual que Ese programa del
que usted me habla, La 2, crece a diario también con el humor como materia
prima, Todo es mentira ha de afinar
su apuesta y ahormar su desarrollo porque de los formatos en esta franja es de
lo mejor que Cuatro ha estrenado. Cada colaborador tiene su sección, pero no
todas funcionan igual. Vuelvo al principio. Me quedo con el descubrimiento –no
sabía de su existencia- de Elsa Ruiz. Curiosa fue la entrevista que le hizo al
último embalsamador vivo de Paquito
Franco. Además le propuso al director del Museo de Cera de Madrid, con
mordaz seguridad, cambiar al Franco de cera por el original del Valle de los
Caídos. Pueden tener futuro. A ver.
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