lunes, 7 de enero de 2019

Maldeojos. Negros y gitanos


Negros y gitanos
(Artículo publicado el sábado, 22 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Blanda con el fuerte y dura con el débil. La bien cardada Ana Rosa Quintana, lideresa de las mañanas de moco y semen, de sangre y chisme, de chusma y zafiedad, se tiró al cuello de Manuel Montoya, reblandecido y aturdido por los focos y el tercer grado al que la reina del suceso sometió al padre de Bernardo Montoya, asesino confeso de la pobre Laura Luelmo, con una entrevista nauseabunda que sólo a presentadoras de esta calaña se le ocurre hacer sin que nada se le descuelgue de su sitio. A ver, preguntó de sopetón la periodista al hombre, que atendió a Telecinco sentado en el salón de su casa, ¿tiene dos hijos asesinos o tiene más? El buen señor aseguraba que no quería saber nada más de su hijo, que tenía que pagar todo el daño que ha hecho, que ellos no tienen la culpa de lo que haya hecho Bernardo, y que están destrozados por el dolor de la familia de la chica, y que lo sienten de corazón.

     Ah, no, pensó la sargenta Ana Rosa, la cosa no es tan fácil, no se me va a ir de rositas -¿como se le fue con complacencia y gusto Santiago Abascal, el hombretón que tiene un pecho estupendo, quizá de hacer pesas mientras afila su Vox en mítines de fuego?-. Está bien que lo sienta por esa familia, sentenció la jueza de la mañana, “pero nunca podrá sentir lo que la familia de esa chica inocente”. Hay que tener un corazón de hierro oxidado para decirle eso a un hombre que trata de ponerse en el lugar de los padres de la chica asesinada, dejando al aire la duda de que el crimen de su hijo es un crimen cuya culpa ha de asumirlo él y todos los de su ralea. Por cierto, Famous, el guapísimo negro de Operación Triunfo, ganó el concurso de TVE, que si no…


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