30% en GH VIP
(Artículo publicado el martes, 25 de diciembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Vaya tela. Un
30% de audiencia, es decir, más de tres millones y medio de espectadores son muchos,
muchísimos espectadores. Y más en este tiempo de audiencias fracturadas y de
consumo de televisión distinto a como hasta ahora se entendía. La final de la
sucia basura, pestosa, aburrida, y de una ordinariez atronadora, la misma que
rodea al resto de ediciones de Gran
hermano, consiguió esos datos en su versión VIP, palabro que en la cadena
de Paolo Vasile no es sinónimo de
prestigio sino de todo lo contrario. Pero eso da igual. El problema lo tenemos,
si es que alguien ha de tenerlo, quienes no seguimos esa vaharada tóxica que
entiende el entrenamiento a años luz de lo que uno entiende por entretenerse.
El jueves pasado, ante una audiencia seguro que entregada, se alzó con el
premio de la sexta edición de Gran
hermano VIP una señora faltona, es decir, lo que se espera de esta chusma,
llamada Miriam Saavedra.
Leo que la
chabacana mentada es peruana, que enseña carne como modelo de bragas y
sujetadores, y que se metió en el catre con el donjuán perdulario Carlos Lozano, tipo que fue perdiendo
brillo y respeto conforme se iba acercando a las brasas fatuas y vivas de
Telecinco, y poco más, suficiente para entronizar a una señora de 24 años no
como modelo de lencería sino como modelo social, como ejemplo a seguir. He
visto algunas veces a esta petarda en la casa de Guadalix, y siempre con
maneras de actriz de quinta de telenovela, o sea, insisto, el perfil que encaja
en Mediaset como un neumático suelto en manos de un chiflado que corta
carreteras en Cataluña. La pájara esta se ha llevado a casa, gritando como una
mona, 100.000 euros ante un 30% de la audiencia. Flipo.
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