Esto
no está pagado
Artículo publicado el domingo, 8 de octubre, en diarios de EPI PRESS)
Me imagino que
conocen ese anuncio donde vemos varias escenas en las que sus protagonistas
soportan diferentes situaciones para convenir que ninguna de ellas está pagada
por aguantar al compañero que no deja de hacer un ruidito insoportable con el
bolígrafo o por aguantar al otro que siempre te da el chasco por detrás. La voz
en off nos dice entonces que ese trabajo, teniendo que soportar a semejantes colegas
no está pagado. Con esa simple idea caminaré por el sendero de la luz que hoy
emana de la pantalla, espero que iluminada como ya dijimos que hace Tamara Falcó en cuanto piensa un
poquito en su Santo Ángel, sea por lo de Cataluña, sea por el bolso Vuitton que
se cuelga del brazo a 900 euros la pieza porque ella lo vale. No está pagado,
querida beata, soportar tus arrebatos de mística pija, o sí, que a veces los
descreídos necesitamos una dosis de vesania para venirnos arriba. Tampoco que Pablo Motos se someta a la machada de
depilarse un poco de pie para que la audiencia vea en directo lo mucho que
duele, aunque te lo haga la mofletuda Mónica
Cruz. Paréntesis. Hablo de mofletes porque la señora Cruz, hermana de Pe, se ha puesto unas mejillas más
infladas que un pez globo asustado. La madre que la parió. ¿Qué edad tiene esta
mujer? Miro en mi libro de cabecera. 40 años. ¿Y ya se echa mierdas en la cara
para estirarse? Cierro paréntesis. Mónica ha encontrado acomodo como
colaboradora en El hormiguero. Un
fiasco. Flojita, querida, flojita. Hacerle a estas alturas a Motos la mascarada
de la cera es menos serio que un referéndum dirigido por Puigdemont y Junqueras,
esas junteras que huelen a pecado mortal, a zoofilia guarra. Ni Javier Cárdenas en Hora punta, cuyos espectadores no están pagados soportando las
memeces del sumario –se ha sabido que la bajeza del personaje ha llegado al
límite tratando de negociar con algunos medios para que no hablen mal ni de él
ni de su zurullo catódico-, llegaría tan lejos amparando semejante patochada.
Huy, huy, decía Motos, como si acabara de parir tras el tirón de la cera.
Machismo estúpido. Tontería cuando hasta los adolescentes de hoy se hacen la
cera hasta en sus huevecillos peludos.
El
sueldo real
Hoy en día ni
ser rey está pagado. Lo vimos a principio de semana. Sacaron a Felipe VI de su rutina, lo llevaron a
un despacho, le colocaron la cámara, y hala, lo echaron a los leones. Y se lo
han comido. Vivo. ¿A quién se le ocurriría la idea de ponerle de nuevo el traje
a las nueve de la noche, cuando a esa hora lo que hace el hombre en bata es tocarle
el culo a la reina al voleo, viendo que las niñas están en sus deberes y no en
carantoñas de casados, mientras Letizia
hace las tortillas de la cena? Lo de Cataluña está haciendo estragos. Es como
una apisonadora. Quienes estábamos en casa pendientes del último capítulo de El incidente no sólo nos tragamos antes
el texto de Su Graciosa Majestad firmado letra a letra por el Gobierno para
mejor honrar al nacionalismo catalán, una fábrica de hacer independentistas por
segundo, sino que apareció la cara de Vicente
Vallés en vez de la de Pepa Aniorte
como policía a lo Frances McDorman
en Fargo, la mítica de Joel Cohen, en
el especial dedicado a lo mismo, ustedes me entienden. Al final, ni como
ciudadanos ni como espectadores nos merecemos esto. No, no estamos pagados. Sólo
nos queda trillar fuera de la era. Y el humor. Me han pasado, íntegro, el
discurso del rey, escribe un tal Mark
Alexandre en Twitter. Aquí va: “Catalanes, no os vayáis porque me bajarán
el sueldo. Tengo mujer y dos hijas que mantener, dos hermanas tontas y unos
cuñaos que no dan palo al agua. Es triste pedir pero más triste es de robar. Y
el abuelo se funde en putas la herencia”. Y otro. Urdangarín le dice a Cristina,
“que dice tu hermano que quien no cumpla la ley tendrá que asumir las
consecuencias”. A lo que responde la mujer del duque empalmado, “siempre fue un
cachondo el chiquitín”. Como vemos, esto de sacar al rey a la arena del circo
asomándose a la pantalla fuera de temporada –lo suyo es en Navidad, con las
gambas, el jamón, y la suegra piripi-, a la altura de María José Campanario y Belén
Esteban –a la gresca de nuevo, algo así como la guerra entre independentistas
y españolistas– es una temeridad. No está pagado. Ser rey en la España de hoy
no está pagado.
Wyoming
I
Como vamos
viendo, si ser rey es un bluf, un monigote al servicio de una ameba nociva como
Rajoy, y la tele pública una zorra abierta
de patas al servicio de su señor, ser espectador de La 1, tampoco es una bicoca.
Que sí, que llega Carlos Herrera, y
eso sí que no está pagado. Y perdonen que termine con lo peor. No está pagado tener
cerca, o lejos, a un energúmeno como Eduardo
Inda. Que se lo pregunten a la reportera Mayka Navarro, que pretendía hacer su trabajo sin darse cuenta de
que este hooligan estaba en el plató impidiendo, como hace siempre, que se
cuele algún dato u opinión que no le venga bien. Pasó que Mayka trataba de
explicar el caso de Marta Torrecillas
–la mujer que dijo haber sufrido la violencia de la policía en Barcelona ya que
ésta le partió los dedos “uno a uno”-, matizando las primeras declaraciones de
la señora. Ah, amiga, pero estaba la hiena para cortarla en seco, para
interrumpir, para hacerse la víctima, y para reprender a Mayka, que se derrumbó
en lágrimas ante el golfo Inda. No está pagado, Ana Rosa de los cojones, ni para tus cronistas ni para los espectadores,
contar con alguien tan chungo como ese tipo. Así que en esta situación de
turbiedad y España partida hagamos caso a quien pide que en vez de gritar
dialoguemos. Viva Wyoming I, que
pone luz dando discursos reales mejores que el original encajado entre las
fotos de Sonia Monroy, vestida de
bandera española, y Karmele Marchante,
con bandera catalana. Y para terminar, apelo a mi mismidad. Lo mío, llevar a
casa con honrada dedicación a la pantalla el pan que me como, tampoco está
pagado. Snif, snif.
La guinda
El
virus
Lo de Cataluña,
permítaseme reducción tan zopenca, está propagando uno de los peores virus, el de
la manipulación y la mentira. La prensa suele acabar afectada por ese infame
bichito, y en vez de informar como debería se coloca en uno de los “dos
bandos”. Un reportero de Telemadrid, creyendo que aún no estaba en el aire,
pidió a un manifestante que mostrara la bandera de España. ¿Es TV3 el ejemplo a
seguir en el bando contr?
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