Volando con Calleja
(Artículo publicado el jueves, 5 de octubre, en diarios de EPI PRESS)
Lo hace bien, ya
está. Parece que no forma parte del mundo de la tele, y resulta que es de lo
que mejor se mueve y se ve en el mundo de la tele. Es Jesús Calleja. Y funciona. Está ligado a Cuatro desde el principio
de los tiempos. Y con diferentes formatos. Lo mismo te hace un Volando voy que un Planeta Calleja o un desafío –en el Himalaya, en el Everest, o en
el abismo-. Y funciona. E insisto, lo hace bien. No siempre aquí se ha escrito
bien del leonés, es cierto, pero eso ha cambiado. Lo que hace Jesús en Cuatro
es de lo mejor que se puede ver en la cadena friqui, quizá porque el mismo
Calleja, tal como decía su madre, creo que era su madre, en la última entrega
de Bertín Osborne, que visitó la
casa del aventurero, sea un poco friqui desde chiquitillo ya que con trece años
y una mala soga quiso ascender no sé qué montaña. Apuntaba maneras.
En Volando voy, que es lo que ahora emite
Cuatro, el equipo visita un lugar y realiza alguna misión. La imagen de la
gente del pueblo sentada como el que asiste al cine de verano para ver imágenes
de sus paisanos en el programa es impagable. La de Jesús dirigiéndose al
público, también. Es cercano, fresco, ocurrente, es humano, sabe llegar al
público sin muchos artificios, sin pinganillo, para entendernos, y por eso
resulta tan natural. Es como Frank
Cuesta, el que dice amar a los bichos pero los molesta en su hábitat, pero
en versión buena. Jesús Calleja, a lo tonto a lo tonto, consigue lo que no
consigue ni el mejor entrevistador, es decir, que el entrevistado, que se
siente sólo un amigo, se encuentre tan a gusto que lo largue todo, incluso lo
que no quiere. Así que relájese y vuele con Calleja.
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