Material tóxico
(Artículo publicado el martes, 10 de octubre, en diarios de EPI PRESS)
La Sexta sigue a
su rollo, o sea, informando y creando opinión, sin que se note mucho la
frontera desde la que dispara. En estos tiempos de beligerancia informativa no
es fácil mantenerse en mitad del fuego cruzado de los bandos. Claro que la
cadena pequeña de Atresmedia tiene línea editorial determinada, y es muy
legítimo, pero no de forma tan zafia como otros emporios periodísticos, sobre
todo públicos. Seré claro. El subidón de audiencia de La Sexta en todos sus
programas donde prima la información, el debate, la crónica periodística, o la
opinión, continúa desde el pasado domingo, 1 de octubre, ya que la convulsión
política en Cataluña lo ha incendiado todo. Así, Al rojo vivo, Más vale tarde,
El objetivo, o los informativos, son
referentes de una audiencia que sabe que la vapulean si su referente es La 1,
por un sitio, o TV3, por el lado catalán.
Más que cadenas
al servicio del ciudadano, dando información veraz, contrastada, sin asomo de
manipulación ni favoritismos al partido que rige el Gobierno, con hilo directo
en las mesas de los jefes, son auténticas maquinarias de propaganda. Es decir,
no se da información de calidad, no se hace un periodismo normalizado. Se
expele material de alto contenido ideológico que se nutre de componentes
tóxicos. Yo no alcanzo a ver TV3, pero sí estoy al tanto de opiniones de gente
con criterio. Y lo que hacen es una auténtica afrenta reduciendo la información
a basura partidista. La 1 sí la veo, es decir, sí la sufro. Y roza la infamia.
¿Es La Sexta la panacea? Ni mucho menos. Pero ocupa un lugar donde, con
matices, ha sabido conquistar algo tan intangible en periodismo como la
credibilidad. En tiempo de trincheras, falsedades, y propaganda, es muchísimo.
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