Sexo
(Artículo publicado el sábado, 17 de setiembre, en periódicos de EPI PRESS)
No hay cebo más
grande que aquello que tenga que ver con el sexo, con hacerlo, con enseñarlo,
con el tamaño, con sus luces y sus sombras. En ceporros musculados que proceden
de zahúrdas como Mujeres y hombres y
viceversa es lógico que uno de los reclamos, quizá el único que tiene esta
peña, sea quitarse la camiseta, bajarse el calzón, tocarse el trasto y
ofrecerse a las discotecas como los borricos se exhiben en las ferias. Decía el
otro día uno de estos gañanes, un tal José
Labrador, de la cuna de Gandía Shore
–qué lástima que pueblo tan bello esté unido a semejante detrito- y enseguida
recogido en el hospicio de Telecinco, que él se entrega en los bolos porque se
deja sobar y que si le dieran 10.000 euros –señor, señora- tendría sexo. A Mauricio Ochman, del mundo del culebrón
mejicano –Amarte así, Friloito-, le
robaron su cuenta de Twitter. ¿Qué enseñaron? El pajarito levantado del actor al
entrar en sus fotos personales.
Cuatro estrena
la segunda temporada de Adán y Eva,
un pestiño de se mire por donde se mire. El único reclamo, como el de los
mendrugos de Emma García, es que van
todo el rato con la fruta al aire. También TVE, que al fin parece remontar un
poco, con estrenos en tromba de ficciones más que aceptables, echó a volar su Águila roja. Francis Lorenzo es el malvado
Comisario, el amante ocasional de la Marquesa, y hablando hace días de la nueva
temporada una de las cositas que ha destacado es que, atención, lo enseña todo
por exigencias del guión. No será todo, eso ya lo digo yo, pero quizá se le vea
el culo y tenga con Myriam Gallego,
la divina marquesa, un revolcón subido de tono. Justifica la escena diciendo
que “hay que darle vidilla a la serie”. Más claro, sexo.
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