Insufribles
(Artículo publicado el sábado, 12 de setiembre, en periódicos de EPI PRESS)
Digo como dice Matías Prats anunciando seguros tan
afectado y tieso, permíteme que insista. Pues eso, permítanme que insista en la
capa exterior de La Voz Kids. Me
quedo con la envoltura porque si ésta me encocora, el meollo me espanta y
provoca palabras y pensamientos poco nobles. El estreno del programa hizo un
escandaloso 28%, es decir, más de 4 millones de personas viendo la llamativa
barraca que exhibe a críos con el apoyo tóxico de sus papás. Dejo a un lado a
los críos, y sobre todo a los papás, porque de ellos no es el reino de los
buenos. Me quedo con los llamados –cuánto cateto suelto- coaches. Resumo sus
caras teatrales y sus intervenciones sin fuste aprovechando la actuación del
gitanillo saleroso que cantó con la mano en el bolsillo, más chulo que un
ocho.
Te llamas
Antonio, eres gitano, eres que no se te puede aguantar –literal, ella es así-,
que yo te voy a hacer cantar a ti con ese arte que tienes que nos vas a hacer
llorar a todos, con ese cuerpo tuyo y esa cara tuya, así que vente conmigo,
Antonio, gritaba Rosariyo con sus
piños recién encalados, su cortedad, y su hatillo de tópicos verbales con los
que sale al paso, la pobre. Antonio, gorrión, tú tienes que volar conmigo, que
me ha encantado el punto de cantar con la manita en el bolsillo, mira, nos has
emocionado, y merece la pena venir a este programa por escuchar a gente como
tú, decía Manuel Carrasco, el más
creíble y natural. Totalmente, soltaba desde la esquina el enervante David Bisbal. ¿Totalmente? ¿Totalmente
qué, tarugo? Mira, Antoñico, yo te voy a decir una cosa, empezó el hueco simplón.
¿Antoñico? Suficiente. Vamos, yo cojo al niño y me largo.
Vaya par. A cuál más simple y falso. Lo del cantante de las piruetas supera todo lo imaginable. Esas caras en trance y esa verborrea de paja ponen al programa en su sitio, pero a la gente, y sobre todo a los padres, no le importa. Pues que lo disfruten. Pobres críos. |
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