Otro Bárcenas
(Artículo publicado el jueves, 12 de marzo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Con un lenguaje
suelto, fresco, lleno de expresiones cotidianas y testiculares del tipo me la
suda, me toca los cojones, una polla, y derivados, dichas con acierto, sin
sensación de ser ni maleducado ni altanero, sino todo lo contrario, Guillermo Bárcenas, hijo de, se sentó
el domingo junto a Risto Mejide en Chester, una de las ofertas más potables
que todavía emite Cuatro a pesar de ser un formato que produce La fábrica de la
tele, como saben, factoría que sirve a Mediaset todo tipo de porquería
catódica. Llegué como casi siempre a Cuatro, por casualidad. Ni me acordaba de Chester. Pero empecé a ver y sobre todo
a escuchar a este chico, cantante, componente del grupo Taburete –dicen los que
entienden que hace pop rock con toques de música indie, y que llena salas donde
actúa- y dejé para verlo en la web de La Sexta el Salvados sobre las temporeras.
Vuelvo a Chester y al treintañero Willy Bárcenas.
Dijo cosas muy, muy interesantes y que tienen que ver con “los papeles de
Bárcenas”, que sí, que los reconoció como reales en cuanto vio la letra de su
padre, que sabía que tenían los teléfonos pinchados, que no entiende cómo el PP
no reconoció la existencia de los sobresueldos, de su corrupción, que augura y
desea que algún día se sabrá todo y caerá más de uno, y que el cambio de
criterio en la defensa se debió a que se dieron cuenta de que el Partido
Popular empezó a darle la espalda a su padre, es decir, que lo dejaron caer. Y
ahí entra el episodio del secuestro que sufre él mismo y su madre cuando
alguien, ¿pagado por el gobierno de Rajoy?,
entró en su casa para llevarse información comprometida. De verdad que, al
margen de otras consideraciones, el relato de este joven es cautivador. Véanlo.
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