miércoles, 27 de marzo de 2019

Maldeojos. Idai


Idai
(Artículo publicado el sábado, 23 de marzo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     No rebusque en su archivo. Idai no es un absurdo concursante de cualquier concurso de talentos, patanes, cocineros, costureros, o reposteros. Idai, a estas alturas del desastre, es una vergüenza mediática. Idai es el nombre dado a uno de los ciclones más devastadores que se han producido en países como Mozambique, Zimbabue y Malaui, horror sobre la catástrofe endémica, drama y muerte sobre el drama y la penuria. Hasta ahora cuentan las crónicas más de 375 muertos y más de un millón de criaturas afectadas en un grado que ya alcanza lo superlativo, lo insoportable. Y aún no se ha completado el balance porque aún hay pueblos sepultados bajo el agua de las inundaciones. Es verdad que a casa han llegado imágenes de la desgracia, que hemos visto a gente subida a los tejados que aún quedan en pie esperando una ayuda remisa y dificultosa, y que algún día los informativos abrieron con el suceso.

     Los organismos humanitarios internacionales, desde la ONU a la OMS, apelan a una inmediata solidaridad para paliar con urgencia la magnitud del desastre. Y aquí viene ahora la realidad. Es lo de siempre. Apenas tenemos conciencia de esa magnitud porque los medios de comunicación están en otra cosa y nos martillean con patanes de concurso o con cantantes de saldo o con cocineros de los que llegamos a conocer hasta si eructan de noche. Y, sobre todo, están liados con esa vergüenza, esa riada amarilla de lazos que se quitan, se ponen, se repintan, o se cortan en efectos teatrales ante las cámaras, y no hay día que al marrullero Quim Torra no se le ocurra otro delirio, otra necedad, otra puesta en escena. Idai arrasó países, pero no puede con los tontos y la desvergüenza.


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