Esto
acaba de empezar
(Artículo publicado el domingo, 24 de marzo, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Sólo para que
quede constancia en el archivo histórico de esta columna, perdonen la
arrogancia. Si el asesinato de los niños de Godella hubiera pasado con un
gobierno del PP ya estarían los de la izquierda “pancartera” organizando sus
escraches, con la Oltra –Mónica, vicepresidenta valenciana- al
frente y el Ximo –Puig, presidente- detrás. Y en La
Sexta, a saco Paco. Firmó el mensaje en Twitter el viernes, a los pocos minutos
de saberse el espeluznante final de los hermanos Amiel, tres años, y Rachel,
cinco meses, en Godella, el representante en el Congreso de los diputados de
una señoría que parece tener como corazón un trozo de cuero, como sangre un río
de bilis, de lejía, como boca una piquera por donde entran y salen trenes
atestados de carbón, y como dedos unos garfios conectados a un rincón húmedo y
brutal que los mueve destilando purines de cerdo envenenado. Firmó esa sarta de
disparates Rafael Hernando, portavoz
del PP en el Congreso. ¿Asqueroso,
deleznable, alucinante, torpe, insensible, miserable? Antonio García Ferreras, en directo, contestó que es un tuit que
apesta. El sensato analista político José
Miguel Contreras comentó en Al rojo
vivo que esto es lo que degrada la política, y que a veces los políticos se
dejan llevar por impulsos de frentismo y que a causa de ello “no son
conscientes de lo que dicen”. ¿Que no? Yo creo que sí. La política se está
convirtiendo en un lodazal de panzudos luchadores de sumo que se rebozan en sus
propios excrementos. ¿Es que han de dar por finalizadas sus carreras políticas
en la primera fila para que dos personajes de primer nivel, dos ex presidentes,
un Mariano Rajoy amodorrado y
cachazas, y un José Luis Rodríguez
Zapatero menos indecente a sus ojos
para que se encuentren, hablen, se rían, y aunque discrepen no haya que
esquivar los cuchillos si te pillan cerca? Como saben, la escena se vio la
semana pasada en un encuentro en León para celebrar el 40 aniversario de la
Constitución. Y no, no era una cháchara de los abuelos contando sus batallitas.
Esta forma de relación menos crispada, civilizada y sana la reivindicó hace
unos días Íñigo Errejón en un Café con Susana en la mañana de Antena
3. Pero…
Amarraditos
…pero va a ser
que no. Igual que va a ser que no que las teles sean comedidas con el trato de
la muerte de los niños de Godella. Eclipsado por estrujado el caso Julen,
puesto en su lugar el crimen de Godella. A saco. A por él. Sin descanso. A
palos. Por la mañana, por la tarde, por la noche. Como siempre se han tratado
estas historias desde que se hizo la luz estando de cuerpo presente Nieves Horrores en Antena 3 en el
crimen de las tres niñas de Alcàsser. Esto es así. La tele es exageración o
apenas es. Es extremo o apenas se entiende. Los políticos lo han entendido así,
y así van, como motos. No descubro el Nilo si digo que la política lleva tiempo
“salvamizada”, ni que las tertulias de análisis huyeron del análisis hace
tiempo para zambullirse en el pantano ciego del lodo de la diatriba entre el
moro y el cristiano, sin matices, y a las bravas. Y que a los líderes de los
clubes, ahora más ante la inminencia de la gran cita, se les calienta la boca
en cuanto ven una cámara delante, y en estos tiempos donde reina la imagen no
dan un paso sin que una, cinco, o veinte cámaras sigan al enviado que cambiará
el rumbo de la historia. Televisión y política van amarraditos, como los
enamorados de la gran María Dolores
Pradera. Pero qué hay detrás, dentro, al lado, arriba, o debajo de los
programas. No nos calentemos el coco. Recurro de nuevo a la tele para
entenderlo. Andréu Buenafuente me
llega en forma de vídeo en un trocito de Late
motiv donde nos explica con una frescura polar y un acierto de sabio
socarrón lo que hay dentro de las ofertas de los principales partidos que se
presentan a las elecciones del 28 de abril, y no falla. Abre el sobre del PSOE
y aparece un desplegable con el torso desnudo de Pedro el Guapo. Abre un sobre
del PP y aparece desparramado un fajo de billetes de 500. Abre un sobre de
Podemos y aparecen decenas de sobres con las escisiones, peleas, y malos rollos
del clan. Abre un sobre de Ciudadanos y, oh, sorpresa, sorpresa, aparece un
sobre con el logotipo del PP. Y abre un sobre del partido del tío del caballo
y… no hay nada dentro, está vacío, sin contenido. Me parece soberbio. Un
análisis finísimo y atinado.
A
por las armas
Y cuando el tío
de caballo se pone intenso, que es siempre –vean otro vídeo épico del menda
caminando por la montaña al trasluz de un atardecer con rayos dorados, tal vez
con su pistola al cincho- pide que “los españoles de bien puedan disponer de un
arma” que los defienda de los malos. La otra tarde, en Valencia, salió de la
plaza de toros jaleado por la multitud, que coreaba “presidente, presidente”.
Estoy con el ex político catalán Joan
Coscubiela, que dice en Al rojo vivo
que no se le puede dar tanta cancha a esta gente porque, con un programa vacío,
se le está haciendo una campaña fenomenal al tiempo que se da pábulo a delirios
como el del candidato de Albacete, que asegura que las lesbianas lo son por su
odio a los hombres. Y ahora, conteniendo la respiración para no levantar
miasmas, unidos en un mismo destino universal, telúrico, enorme como un
falócrata, distorsionado como una luz bajo la niebla, apoyemos a una Campos, a doña Terelu Ídem, que se vino abajo en Sálvame en una sesión con sicóloga y todo, doña Cristina Soria, reconociendo sus
inseguridades por mor del amor, al decir, tras sus operaciones de mastectomía,
que “¿quién me va a querer a mí así?”. Lástima que el PP haya pensado en el sensato
y moderado periodista Pablo Montesinos
como cabeza de cartel en Málaga. Si al trepa Juan José Cortés, el padre de Mariluz,
asesinada en 2008, lo ha nombrado el mismo partido cabeza electoral en Huelva,
como si la desgracia y el dolor te convirtieran en experto en leyes, ¿por qué
no echar mano de Terelu, maestra en hacer de su desdicha su razón de ser? Que
lo piensen. Aún están a tiempo. Esto no ha hecho más que empezar, amigos.
La guinda
Alcántaras
sin Carlitos
Parecía
imposible, pero el equipo de guionistas obró el milagro. En ficción, casi todo
es posible, siempre que sea verosímil. Cuéntame,
que cuenta la saga de los Alcántara para contar a su vez la historia española
más reciente, inauguró el jueves su temporada 20, que se dice pronto, y lo hizo
sin uno de sus iconos y razón de ser, Carlos Alcántara, es decir, Ricardo
Gómez. Y no se resintió. A ver cómo se desarrolla todo. Seguro que bien.
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