Vale, da igual
(Artículo publicado el martes, 26 de febrero, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
La semana pasada
doña Agatha Ruiz
de la Prada
era jurada de La mejor canción jamás
cantada, y no sé por qué. Y que conste que la estrambótica diseñadora de
ropa payasa ha subido puntos en la escala de mis tragaderas desde que separó su
vida de Pedro José Ramírez, y
tampoco sé por qué, pero así es, quizá porque una noche, en El hormiguero, se mostró menos tonta de
lo que yo pensaba, menos boba, más irónica, más humana, sí, más suelta al no
tener el lastre del hombre con el que había vivido hasta ahora. Eso fue lo que
pensé, aunque seguro que es erróneo. Vale. Da igual. Esta semana he visto en el
jurado de La mejor canción jamás contada
a Manu Sáchez, un humorista que
siempre me ha resultado un poquito pesado, quizá porque habla abriendo mucho
las sílabas, y quizá porque su andaluz me parece siempre un poco folclórico.
Vale. Da igual.
La cosa de La mejor canción jamás cantada, los
viernes, en TVE, es tratar de eso, de encontrar la mejor canción española de
todos los tiempos. Esta semana se acercaron a la década del 60. El Cuéntame de Fórmula V, el La, la, la de Massiel o La chica ye-yé de Conchita Velasco fueron cantadas por voces actuales como María Villalón, Lorena Gómez, o los rancios Los
del río. Expertos opinan sobre esta o aquella canción, y sobre lo que
significó en su momento, incluso se cuenta
con Jaime Altozano, un auténtico e
hipnótico crítico y analista musical capaz de diseccionar, contextualizar, y explicar,
si se lo propone, los recovecos e influencias musicales del balido de la oveja
Dolly. Vale, da igual. Pero por favor, no echen mano así porque sí de moñas que
van de chistosas como el Manu ese, cuyo protagonismo es cargante. ¿El programa?
Aceptable, con reparos.
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