La Voz laboral
(Artículo publicado el sábado, 16 de febrero, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Lo he intentado,
de verdad que lo he intentado. Lo intenté algunas veces cuando La Voz se emitía en Telecinco, pero no
pasaba la prueba, me repelía, sentía una regurgitación a la altura del esternón
que me doblaba en cuanto asomaban los piños de Rosariyo Flores diciendo ay, qué bonito cantas, o las caras de mal
teatrero de David Bisbal haciendo
ver que tenía una situación difícil porque no sabía si elegir al concursante o
tirarse por el puente de su pueblo, en fin, que cuando enfocaban a Melendi o a la insulsa Malú yo ya no era yo ni mi casa era mi
casa. Cuando el formato pasó en esta temporada a Antena 3, donde se emite con
éxito de audiencia, lo intenté de nuevo tratando de lavar el prejuicio que
arrastraba. Nada. Ver los fingidos titubeos de Paulina Rubio, sus labios apretados, la mano que quiere pulsar el
puto botón, ver las guerritas entre Antonio
Orozco y Luis Fonsi, y sus manos
de nuevo temblorosas ante las tremendas dudas me supera.
Y en estas llega
La Voz laboral. Y me cautiva. La voz laboral es la parodia de ETB, la
tele vasca, de La Voz en el programa Vaya semanita, que se mantiene vivo y
del que a veces nos llegan momentos memorables como este. En La Voz laboral el planteamiento es
claro. Los llamados “coach” –tiene perejiles el palabro tan cateto- han de
elegir entre los aspirantes a un trabajo al concursante que destaque por su espíritu
baboso, entregado y lameculos, por su odio a los sindicatos, por trabajar a
destajo, y cobrar en b, actitudes que el jurado, con sus caritas de aprobación,
valoran hasta el delirio, alegrándose una de las “coach” porque el empresario
que lo ha elegido “es un artista de la evasión fiscal y de la explotación
laboral”. Busquen el vídeo y disfruten.
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