Carretera
y manta
(Artículo publicado el domingo, 24 de febrero, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
No soporto al
presentador, a Paco Marhuenda no lo
dejan hablar, tengo gana de entrar por televisión y machacarlo, decía una
señora la noche antes de celebrarse la bonita manifestación en Madrid con
señoras y señores envueltos en la bandera de España, y a quien quería machacar
la gallega era a Iñaki López, el de La Sexta Noche. Cuento esta anécdota,
que divirtió a un perplejo Iñaki, porque Carretera
y manta, que es de lo que va hoy esta pieza, quizá sea el único programa de
la cadena donde no aparezca el mártir Marhuenda, pobre. Por ahora, tampoco aparece
en Carretera y manta el risa de hiena
de montaña Eduardo Inda, cínico,
mentiroso y responsable de un periodismo de farfolla. Nada que ver con lo que
hace, lo digo una vez más, Jordi Évole.
Siento mezclar en la misma idea a la noche y el día, a la enfermad y a la
salud. Por cierto, hemos sabido que aquel chico que empezó a crecer para la
audiencia bajo el ala de Andréu Buenafuente
va amasando una fortuna considerable gracias a Salvados. La caverna de los trogloditas mediáticos se ha tirado al
cuello de Évole dando a entender que “un rojo” no puede ser rico gracias a su
trabajo, eso sí, la misma banda de ofendidos y escandalizados se tragan las
lágrimas secas de Eduardo Zaplana en
los telediarios diciendo con voz queda, voz de hombre apaleado, que él no tiene
dinero en el extranjero, aunque la jueza lo pilló con el carrito del helado de
unos cuantos milloncitos desperdigados y a buen recaudo por el mundo. Jordi
Évole tiene un olfato especial para sacar lumbre de los témpanos de hielo, y Alfonso Guerra, zorro viejo, ahora
señor y vividor, se revolvió frente al catalán como un gato panza arriba
soltando chispitas de veneno helado contra su propio partido y su líder a su paso
por Salvados, que brilló una vez más.
¿Estas damas chinas no estarían más monas con la boquita cerrada, dejando hacer
a los nuevos y, sin que nadie tuviera que decírselo, coger carretera y manta?
Fálicos
jefes
A lo que voy. Se
dice carretera y manta cuando te vas de viaje, cuando queremos dar por acabado
algo, o cuando queremos echar a alguien de nuestro lado. Voy a tirar por ahí. No
sé si viene a cuento o no, si encaja aquí o no, si nunca como ahora la
carretera y la manta son dos cosas imposibles de casar, de castrar, de emular,
de chingar, o de besar y mirar para otro sitio, no sé si viene a cuento o no y Jesús Cintora se me pondrá tenso y me
dirá que qué pinta aquí, en su camión trashumante el representante en la tierra
del toro de la televisión basura, corona que lleva a mucha honra Jorge Javier Vázquez, pero me da igual,
rubrico, apoyo, comulgo, me identifico, me da rabia no haberlo dicho y escrito
yo porque es lo que siempre barrunté y nunca acerté a describir, felicito al
presentador de Sálvame, y lo que es
peor, de Gran Hermano Dúo porque ha
puesto en palabras, ha resumido en una frase feliz lo que yo quise decir y no
acerté. Ahí va. De Pablo Casado ha
dicho Jorge Javier, “me inquieta su perenne sonrisa y su dialéctica belicosa”.
Perenne sonrisa y dialéctica belicosa. Me parece una definición acongojante por
acertada, demoledora y porque sí, este joven pero neandertal político es
inquietante. Y ahora, carretera y manta. Como ha hecho el finísimo, preparado,
siempre certero Javier Ruiz, que
recogió sus bártulos de Cuatro y abandonó sus informativos a la fuerza, por
derrumbe programado de la propia cadena, pero lo hizo como sólo lo hacen los
grandes periodistas, haciendo periodismo. Un ejemplo lo tuvo su audiencia a
pocas horas de la no tan exitosa manifestación de la banderita en Madrid. En
apenas unos minutos, comparando imágenes, desmontó las mentiras de la derecha
sobre el número de asistentes a la cita de los tres fálicos jefes de la
derecha. Sobre lo mismo, Bop Pop, mi
“influencer” de cabecera, habló de la “manifachi” echándole una guinda tóxica
al pavo Albert Rivera no por liarse
la bandera rojigualda al cráneo sino por hacerse más tarde la foto triunfante
con la bandera LGTB al lado, usándola como algunos creyentes hacen con su dios,
en vano. Javier Ruiz, en su despedida, le dijo a su audiencia que él terminaba
ahí, pero que siguieran buscando la información porque venían tiempos
cruciales. Y se fue. Paolo Vasile le
señaló la salida y le dijo, carretera y manta.
Risto
te jode
La escenita del
sofá entre Risto Mejide y el
hooligan Arcadi Espada el domingo
pasado acabó como era de esperar, o sea, con Arcadi expulsado del plató de Chéster en cuanto el provocador
profesional, que habla mirándose el ombligo y la repercusión que sus palabrotas
generan, habló de las personas con síndrome de Down, a las que llama, el muy
canalla, “tontas, enfermas y peores”. Este impresentable escribió un artículo
en donde decía que la sociedad podría pedir cuentas a los padres de “estos
enfermos” por los gastos que generan sus tratamientos. La mano de Risto, Risto
te jode, más tiesa que un ajo, puso de patitas en la calle al articulista. Mi
primo el de los chistes gangosos, don Arévalo,
no titubeó y le dijo por Twitter, “tú eres un hijo de puta”. Hablar de Arévalo
y no hacerlo de Bertín Osborne está
feo. Hablemos. Bajo fajo de billetes pasó por el basural icónico de Telecinco y
dijo que en política es liberal, y que votará a cualquier partido que defienda
la unidad de España y, atención, este tío es un crack, que defienda “los toros
y la paella”. Me meo. ¿Pero paella de verduras o de marisco? Ay, madre. A estas
alturas de escrito Jesús Cintora, presentador de Carretera y manta –miércoles, La Sexta- está que echa espuma. Aún
no he hablado de su programa. Me lo paga llevando al plató camión a Miguel Ángel Revilla, el cántabro, el
único formato que le quedaba por visitar. Aun así, vean el programa. Son temas
interesantes y bien tratados. Y seguro que no aparecerán los dientes encalados
de Inda. Ya es mucho.
La guinda
Cuatro,
al garete
El lunes, y van
no sé cuántos intentos, estrenaba la cadena pequeña y aún más friqui que
Telecinco, Cuatro al día, que
presenta Carme Chaparro, y con la intención de reflotar sus mortecinas, inanes,
irrelevantes tardes. Pero no, la audiencia de la cadena parece no haberse dado
por aludida. Tampoco Más vale tarde, lo de Mamen Mendizábal en La Sexta su
natural competidora. ¿Se va Cuatro al garete?
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