lunes, 25 de febrero de 2019

Maldeojos. Carretera y manta


Carretera y manta
(Artículo publicado el domingo, 24 de febrero, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     No soporto al presentador, a Paco Marhuenda no lo dejan hablar, tengo gana de entrar por televisión y machacarlo, decía una señora la noche antes de celebrarse la bonita manifestación en Madrid con señoras y señores envueltos en la bandera de España, y a quien quería machacar la gallega era a Iñaki López, el de La Sexta Noche. Cuento esta anécdota, que divirtió a un perplejo Iñaki, porque Carretera y manta, que es de lo que va hoy esta pieza, quizá sea el único programa de la cadena donde no aparezca el mártir Marhuenda, pobre. Por ahora, tampoco aparece en Carretera y manta el risa de hiena de montaña Eduardo Inda, cínico, mentiroso y responsable de un periodismo de farfolla. Nada que ver con lo que hace, lo digo una vez más, Jordi Évole. Siento mezclar en la misma idea a la noche y el día, a la enfermad y a la salud. Por cierto, hemos sabido que aquel chico que empezó a crecer para la audiencia bajo el ala de Andréu Buenafuente va amasando una fortuna considerable gracias a Salvados. La caverna de los trogloditas mediáticos se ha tirado al cuello de Évole dando a entender que “un rojo” no puede ser rico gracias a su trabajo, eso sí, la misma banda de ofendidos y escandalizados se tragan las lágrimas secas de Eduardo Zaplana en los telediarios diciendo con voz queda, voz de hombre apaleado, que él no tiene dinero en el extranjero, aunque la jueza lo pilló con el carrito del helado de unos cuantos milloncitos desperdigados y a buen recaudo por el mundo. Jordi Évole tiene un olfato especial para sacar lumbre de los témpanos de hielo, y Alfonso Guerra, zorro viejo, ahora señor y vividor, se revolvió frente al catalán como un gato panza arriba soltando chispitas de veneno helado contra su propio partido y su líder a su paso por Salvados, que brilló una vez más. ¿Estas damas chinas no estarían más monas con la boquita cerrada, dejando hacer a los nuevos y, sin que nadie tuviera que decírselo, coger carretera y manta?

Fálicos jefes
     A lo que voy. Se dice carretera y manta cuando te vas de viaje, cuando queremos dar por acabado algo, o cuando queremos echar a alguien de nuestro lado. Voy a tirar por ahí. No sé si viene a cuento o no, si encaja aquí o no, si nunca como ahora la carretera y la manta son dos cosas imposibles de casar, de castrar, de emular, de chingar, o de besar y mirar para otro sitio, no sé si viene a cuento o no y Jesús Cintora se me pondrá tenso y me dirá que qué pinta aquí, en su camión trashumante el representante en la tierra del toro de la televisión basura, corona que lleva a mucha honra Jorge Javier Vázquez, pero me da igual, rubrico, apoyo, comulgo, me identifico, me da rabia no haberlo dicho y escrito yo porque es lo que siempre barrunté y nunca acerté a describir, felicito al presentador de Sálvame, y lo que es peor, de Gran Hermano Dúo porque ha puesto en palabras, ha resumido en una frase feliz lo que yo quise decir y no acerté. Ahí va. De Pablo Casado ha dicho Jorge Javier, “me inquieta su perenne sonrisa y su dialéctica belicosa”. Perenne sonrisa y dialéctica belicosa. Me parece una definición acongojante por acertada, demoledora y porque sí, este joven pero neandertal político es inquietante. Y ahora, carretera y manta. Como ha hecho el finísimo, preparado, siempre certero Javier Ruiz, que recogió sus bártulos de Cuatro y abandonó sus informativos a la fuerza, por derrumbe programado de la propia cadena, pero lo hizo como sólo lo hacen los grandes periodistas, haciendo periodismo. Un ejemplo lo tuvo su audiencia a pocas horas de la no tan exitosa manifestación de la banderita en Madrid. En apenas unos minutos, comparando imágenes, desmontó las mentiras de la derecha sobre el número de asistentes a la cita de los tres fálicos jefes de la derecha. Sobre lo mismo, Bop Pop, mi “influencer” de cabecera, habló de la “manifachi” echándole una guinda tóxica al pavo Albert Rivera no por liarse la bandera rojigualda al cráneo sino por hacerse más tarde la foto triunfante con la bandera LGTB al lado, usándola como algunos creyentes hacen con su dios, en vano. Javier Ruiz, en su despedida, le dijo a su audiencia que él terminaba ahí, pero que siguieran buscando la información porque venían tiempos cruciales. Y se fue. Paolo Vasile le señaló la salida y le dijo, carretera y manta.

Risto te jode
     La escenita del sofá entre Risto Mejide y el hooligan Arcadi Espada el domingo pasado acabó como era de esperar, o sea, con Arcadi expulsado del plató de Chéster en cuanto el provocador profesional, que habla mirándose el ombligo y la repercusión que sus palabrotas generan, habló de las personas con síndrome de Down, a las que llama, el muy canalla, “tontas, enfermas y peores”. Este impresentable escribió un artículo en donde decía que la sociedad podría pedir cuentas a los padres de “estos enfermos” por los gastos que generan sus tratamientos. La mano de Risto, Risto te jode, más tiesa que un ajo, puso de patitas en la calle al articulista. Mi primo el de los chistes gangosos, don Arévalo, no titubeó y le dijo por Twitter, “tú eres un hijo de puta”. Hablar de Arévalo y no hacerlo de Bertín Osborne está feo. Hablemos. Bajo fajo de billetes pasó por el basural icónico de Telecinco y dijo que en política es liberal, y que votará a cualquier partido que defienda la unidad de España y, atención, este tío es un crack, que defienda “los toros y la paella”. Me meo. ¿Pero paella de verduras o de marisco? Ay, madre. A estas alturas de escrito Jesús Cintora, presentador de Carretera y manta –miércoles, La Sexta- está que echa espuma. Aún no he hablado de su programa. Me lo paga llevando al plató camión a Miguel Ángel Revilla, el cántabro, el único formato que le quedaba por visitar. Aun así, vean el programa. Son temas interesantes y bien tratados. Y seguro que no aparecerán los dientes encalados de Inda. Ya es mucho.

La guinda
Cuatro, al garete
El lunes, y van no sé cuántos intentos, estrenaba la cadena pequeña y aún más friqui que Telecinco, Cuatro al día, que presenta Carme Chaparro, y con la intención de reflotar sus mortecinas, inanes, irrelevantes tardes. Pero no, la audiencia de la cadena parece no haberse dado por aludida. Tampoco Más vale tarde, lo de Mamen Mendizábal en La Sexta su natural competidora. ¿Se va Cuatro al garete?

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