Cortés y Julen
(Artículo publicado el sábado, 26 de enero, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Otro que se me
ha atragantado. Y van… Hablo de Juan
José Cortés. Es el padre de la pobre Mari
Luz, niña asesinada en 2008 por el criminal Santiago del Valle. Trataré de decirlo sin que suene feo, sin que
levante polvo, pero es lo que siento cada vez que veo a este hombre con un afán
de protagonismo despendolado. ¿Ha profesionalizado el papi el dolor? Lo digo
porque de él ha hecho una bandera que enarbola en cuanto hay una cámara delante
que acude a testificar la última tragedia en la que un niño, una niña, y un
padre y una madre y una familia estén envueltos en ese huracán que de golpe se
los va llevando por delante. Como el caso del chiquillo de dos años que,
jugando, se cayó en un pozo abierto en un cerro de Totalán, en Málaga, por la
bella Axarquía. Con Julen en el
hueco mortal, de golpe el tal Cortés apareció en pantalla haciendo corazoncitos
con la mano para pedir “mucha fuerza para los padres”.
Y al día
siguiente, sin pudor alguno, desvergonzado, como si el dolor más gordo fuera el
suyo, y ante la audiencia del PP, su partido, dijo sin que la cara se le cayera
a trozos, dirigiéndose al niño en tono poético dramático, “Julen, desde el pozo
tan oscuro donde estás metido, Juan José Cortés, el PP y España entera están
contigo”. Tócate la flor. Ya sabes, Julen, Juan José Cortés está contigo. Ah, y
su partido. Nadie en el PP afeó un uso político tan guarro y despreciable del
dolor ajeno. Nauseabundo. Este hombre no sólo se afilió al PP, legítima
decisión, sino que lo tienen por un experto en leyes. Y él solito, a codazos
suaves, se ha convertido en portavoz doliente de la familia del niño malagueño.
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