domingo, 23 de junio de 2013

Maldeojos. Salvados por la tele



Salvados por la tele

      Nos enteramos de que una científica acudió a Atrapa un millón para poder seguir investigando en el CSIF, es decir, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Desarrollo la sigla para que se vea en su esplendor de qué estamos hablando. Lo recordó El Intermedio hace unos días porque Gonzo habló con María Luisa Botella. La señora no tuvo ningún problema, no se le cayó ningún tubo de ensayo al suelo como se le caen a algunas marquesas los anillos en cuanto hacen algo que no va con su clase social, en acercarse a Carlos Sobera, con lo malo que es eso para los oídos, salvo que lleves unos tapones de cera, y tratar de arañar unos euros para la causa. Su causa es tan rara que las farmacéuticas no saben ni pronunciar telangiectasia hereditaria hemorrágica, la HHT, una enfermedad genética con transmisión dominante, independiente del sexo. Eso no es rentable, María Luisa. Pero María Luisa sabe que su equipo de investigación está ayudando a mucha gente. De aquel concurso se llevó 15.000 euros, un poco de aire para seguir unos meses más. Contaba la científica en el programa que hacen de todo para poder seguir investigando -en España sólo ellos investigan esta enfermedad-. Venden lotería, organizan conciertos solidarios, no sé si posan desnudos para el calendario de nuevo año, y se presentan a concursos de televisión. O se manifiestan y le entregan al ministro Luis de Guindos –no sólo es de Economía, también es de Competitividad, una especie de broma en este páramo-, como hicieron la semana pasada miles de científicos alarmados por la situación de asfixia de la investigación en España. En paralelo, como llega el verano por más duro que sea el invierno, conocíamos otro chorreo de millones de euros a los altos cargos del PP, sobresueldos de una indecencia que pone a prueba tu paciencia. Aunque para Carlos Floriano sólo prueba la persecución al PP. 

La investigadora María Luisa Botella, hablando con Gonzo para El Intermedio




María Luisa concursando en Atrapa un millón para seguir investigando... ¡en el CSIF!










 
 







 






Políticos, a Supervivientes

      Seguro que él, ni político alguno, no necesita concursar para seguir a lo suyo. Por cierto, el llamado señor Pérez Rubalcaba aún no ha hecho públicas, tal como anunció, sus rentas de 2003 a 2012. Las haga o no, seguro que los del CSIF se volverían loquitos. No, no me importa que se diga que esto es pura demagogia. Pues sigamos con ella. ¿Por qué hemos de acostumbrarnos a ver a un científico contar no sus miserias personales sino las miserias colectivas, es decir, nuestras miserias, en un programa de televisión por ver si mendigando unos euros puede seguir investigando? ¿Por qué nos escandalizaría ver a Jesús Posada, el presidente del Congreso, es decir, la tercera autoridad de país, acudiendo a Gran Hermano, sometido a la zafiedad sin límites de Mercedes Milá, para llevarse 300.000 euros y poder seguir el plan de retratar a los presidentes de esa institución, y no nos abochornan los miles de investigadores de este país pidiendo en la calle dinero para seguir trabajando? ¿Por qué nos escandalizaría, o sería motivo de mofa pública, ver a María Dolores de Cospedal  vestida de roquera tratando de someterse al implacable veredicto de Pitingo en El número uno para grabar un disco, venderlo, y tratar de llegar a fin de mes, y vemos con espantosa normalidad a miles y miles de profesores de la enseñanza pública que piden una enseñanza de calidad que sólo se consigue con dignos presupuestos? ¿Por qué sería un hazmerreír ver a Rosa Díez en cueros al lado de González Pons en bolas para sacarse unas perras y pagar sus ipad de última generación si no se los pagáramos todos y vemos con rutina, como si fuera normal, a una familia acudiendo desesperada a los comedores sociales porque Mariano Rajoy, el que ya ve una luz al final del túnel –ya tenemos a otro que ve luces- les ha quitado hasta los 400 euros de mierda que cobraban? ¿Por qué nos parecería una humillación que José Antonio Griñán, el presidente andaluz, o Alberto Fabra, el de Valencia, o José Ramón Bauzá, el balear, se apuntaran a las pruebas de Supervivientes, se los llevaran a la isla, y en taparrabos luchar por el premio en metálico para pagar sus coches, tarjetas, teléfonos, comidas, asesores, viajes, hoteles, y nos resignamos a que la Ley de Dependencia se vaya muriendo poquito a poco tragándonos el bulo de que vivimos por encima de los fondos de caja como si el derroche fuera culpa nuestra hasta hacernos olvidar que para unas cosas sí hay dinero y para otras no?  

Este señor, don José Bono, cuando era la tercera autoridad del país, se gastó con nuestro dinero 84.000 euros en un retrato de sí mismo para colgar en la galería de presidentes del Congreso. Llamadme damagogo, pero hay líneas de investigación cortadas de raiz por no poder conseguir 50.000 euros. Hay colegios que no tienen calefacción o aire acondicionado. Hay enfermos que no pueden pagarse las medicinas. Hay personas dependientes a las que se les niega el derecho.

Los buitres
¿Por qué hemos de soportar que Diego Muñoz, divulgador científico de Onda Regional de Murcia, que inició su programa Adelantos el 9 de enero de 2006, se despida de su  audiencia “por causas mayores”, dijo, o sea, por un ERE que decide un tipo en su despacho, repantingado, rodeado de flores frescas que cuida una empresa para darle empaque y dignidad al cargo, y veríamos con asombro que ese menda y los mendas que le rodean tuvieran que concursar –si los cogen- en Saber y ganar? Por cierto, estos días pasados andaba el equipo de Jordi Hurtado homenajeando con preguntas sobre vídeos de programas que hizo Constantino Romero en TVE, y en uno de sus concursos una de las preguntas era cuántos tipos de buitre hay en España. Bueno, dijo Constantino, y remedó Jordi con sorna abrazando la actualidad depredadora de dirigentes políticos, banqueros, chorizos sin escrúpulos, ganapanes a nuestra costa, enchufados, hablamos de buitres que vuelan, matizó, o sea, de zoología, no de los otros. Estas sensaciones, seguro que demagógicas todas, simplonas, de gente que se fija en la apariencia, están ahí, en la calle, en un enfado que se macera a diario. ¿Por qué tenemos que ver con normalidad que casi 50.000 universitarios no puedan pagar la matrícula y nos va dejando fríos saber que los cargos del PP se repartieron 22 millones de euros? Se acabó la broma, señor Rajoy, con la sanidad pública, gritó Mercedes Milá en el plató. Mira, Merche, cómo tiemblo, dice Mariano fumándose un purito mientras ve luces. 

Servidor con Diego Muñoz en la manifestación contra la guerra del Golfo, en 1990. A Diego Muñoz, después de tantos años divulgando la ciencia y el conocimiento, los adelantos científicos en Onda Regional de Murcia, lo han echado a la calle -a él y a otras decenas más-. Han recortado la plantilla, pero los políticos responsables siguen sin cortarse un pelo en sus despachos. Pueden hacer lo que quieran. Están legitimados por los votos. Nada menos que mayoría absoluta. Y seguro que vuelven al podio. La foto es de Íñigo Bujedo.


La guinda                                                                                                   
James Soprano
La muerte repentina en Roma de James Gandolfini pilló a millones de admiradores a trasmano. Su personaje Tony Soprano, de la eminente serie Los Soprano, pareció estar hecho en exclusiva para él. Con su muerte, el mito se ha hecho más mítico. Alabado en el mundo entero por su trabajo –muchos Emmy y un Globo de Oro-, Gandolfini no podrá participar en Criminal Justice, que su productora HBO preparaba. Ciao, colega.

El talento de James Gandolfini para crear a Tony Soprano es de los que marcan una época. Volver a verlo en algunas escenas da escalofrío.


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