Isabel
en la Alhambra
Era servidor un
estudiante de la universidad de Granada al que le gustaba callejear por una
ciudad bella y luminosa, con rincones en donde la historia, el esplendor de
otras épocas, y el odio y la intransigencia, te hablan casi al oído si te pones
a ello. Creo que era una mañana cuando, al llegar a la calle Oficios, entre la
catedral y el palacio de la Madraza -fíjense, ni siquiera la castellanización
del nombre borra su origen de escuela coránica, madrasa, la primera universidad
granadina levantada por el rey nazarí Jusuf
I en el siglo XIV-, me topé con un río de cables, focos y actores que
esperaban la orden de Miguel Picazo
para rodar la escena de una ejecución por orden de la Santísima Inquisición. Me
quedé embobado. Se trataba de El hombre
que supo amar, un fallido delirio sobre San Juan de Dios, un cura de pobres
que interpretaba Timothy Dalton.
La escena se
repitió mil veces. Tanto que la fascinación primera se convirtió en abulia. Y
me fui. Ahora, esta semana, se graban en La Alhambra, abierta a rodajes después
de 25 años sellada para estos fines, algunas escenas de la magnífica serie Isabel, para TVE. Michelle Jenner y Rodolfo
Sancho, como Isabel y Fernando, pasearán su amor y su boato y su recién
conquistado reino por el Patio de los Leones. Cables, focos, cámaras,
ayudantes, maquilladores, peluqueros, se quitarán del tiro de cámaras en una
lucha entre la realidad y la ficción. Y se repetirá la secuencia varias veces.
Podría haber subido a ver el rodaje, pero prefiero esperar los resultados en la
pantalla de mi casa. Conozco la Alhambra –ahora estricta, industrial en sus
visitas, borreguillos que disparan fotos pero quizá no ven-, y he visto el
remozado patio, y conozco la serie. Cada cosa, en su sitio.
Parada fotográfica para la prensa en el Patio de los leones. Rodolfo Sancho y Michelle Jenner. |
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