VOX,
Arévalo, y Ortega
(Artículo publicado el domingo, 4 de noviembre, en diarios de EPI PRESS)
Me enternece el
romanticismo de VOX con España, con su imagen de España, con la España en la
que sueñan, desean y, ¿me equivoco?, quieren imponer como la única posible. Para
apoyar esa idea de España invitaron el otro día en el pueblo mallorquín de
Lloret de Vistalegre a dos eminencias de indiscutida credibilidad en sus
disciplinas. Al señor Arévalo, el
hombre que a veces lloriquea en el sofá de Sálvame
para contar sus miserias a ver si pilla cacho, como toda momia que dejó de
respirar hace décadas, y a José Ortega
Cano, el que a veces se pone tan a gustito que daría miedo si te lo topas
de por la carretera. VOX va creciendo como partido con un estruendo de banderas
que horripilan porque si te descuidas saltan la pantalla, te llenan el salón de
escupitajos de amor patrio, y te cruzan la cara si les pides explicaciones. VOX
llegó a Lloret de Vistalegre para luchar por la España del figurita vestido con
ropajes de fantasía. La tele ama estos saraos y les da alas, pero ojo,
magacines, informativos, tertulianos, ya sabemos que las bebidas, por muy
isotónicas que sean, de alas, nada. Luego llegan los avemarías. Lo que no
entiendo es cómo esta vez los de VOX no se han llevado a Fernando Sánchez Dragó que puede viajar con descuento gracias al
IMSERSO y si le pones un micrófono cerca, le das su atril, y tiene a mano sus
gafitas, o te suelta el cuento del viejo verde que se trajina a unas
adolescentes japonesas que se visten como zorritas, o te suelta que en lo único
que cree en política es en el “identitarismo centrípeto, conservador y
soberanista” –Arévalo, hala, toma nota, ni tus gangosos lo superan-. Servidor,
hasta que no vea que Belén Esteban se
sienta en la primera fila de VOX no se tomará en serio nada. También ayudaría
mucho que mi nueva amiga Carmen Lomana
–el demonio no quiera que uno de sus belfos por mor del peso de las siliconas
acabe friéndose como una panoja de pescado en los fuegos de MasterChef- saliera del armario y nos
contara cómo limpiar Essspaña de okupas y narcos y de gente que no se lava. Ya
puestos, en VOX deberían de contratar a la pija y a Antonia Dell´Atte para, subidas al estrado, pelearse al más puro
estilo Escenas de matrimonio, bendito
y alabado sea José Luis Moreno, que
también conoce y retrata a esta peña.
Capullo
integral
Y como no hay
dos sin tres, el humorista tenebroso, espitoso, caprichoso, hombre cabal,
cómico de trayectoria impecable, látigo de cuenta chistes sin fuste, don José María Aznar, pues eso, que está de
bolos y concede entrevistas a troche y moche. Sentado con Ana Rosa Quintana, levantado su dedo de dios, mirando desde sus
ojillos de asustar a niños y niñas, y por supuesto poniendo tieso su dedo
divino, dijo de Santiago Abascal, el
profeta de la ultraderecha nacional, que es “un chico lleno de cualidades” y
que confía en VOX, PP, y Ciudadanos para refundar “el centro derecha de
España”. Toma, Arévalo, supéralo. Toma, Ortega Cano, maneja ese miura. Es un
capullo integral, salta de sus taconazos Susanna
Griso, que cuando se pone, se pone. Pero no, no se refiere a Él. Se refiere
al capullo integral que viajaba en un avión de Ryanair desde Barcelona a
Londres y montó en cólera porque una mujer “negra, gorda, y fea” le tocó al
lado. Es un capullo integral, y un xenófobo de mierda, soltó Susanna en Espejo público y se quedó tan pancha. ¿A
quién defenderían los de VOX, a la negra o al capullo integral de mierda? Ahí
lo dejo. Y en estas irrumpe Jordi Évole
en Liarla Pardo, lo de Cristina Pardo los domingos en La
Sexta, y va y se pregunta con su dulce mala baba, su sonrisita de niño ingenuo,
si Pablo Casado tiene como guionista
al letrista de Maluma, cantante de
rap y reguetón, por dios, aparta de mí ese cáliz hediondo, emponzoñado, chabacano,
machista y hortera, de un mal gusto que aniquila, y además Jordi va y dice que
hay declaraciones de Casado que no le pegan a una persona tan joven.
Telepredicador
Seguro que Évole
se refiere a las que soltó en El objetivo
de Ana Pastor sobre el aborto –no es
un derecho, dice, y también que derogará la ley actual-, sobre el feminismo
–algo que el centro derecha debe combatir, aseguró el sonrisitas, que no dice
esa Cospedal es mía, ay, Villarejo de mi alma, cloaca del
Estado, mal rayo te parta-, sobre inmigración, o sobre VOX, con quien comparte,
asegura echándose un capote de grana y oro sobre su hombro de hombre entero, la
unidad de España y otras menudencias de centro extremo radical. Yo que él me
echaba a los ruedos con Ortega y Arévalo y formaba un trío que ardía Troya. Y
no quiero pensar si se camelan a Norma
Duval, la musa histórica del PP, para que baje como una estrella de cabaret
desde las gradas de sombra al albero de la plaza y se marque un facha-rap con
el gentío aplaudiendo a rabiar –pasó por lo de Toñi Moreno, y los de ¡Viva
la vida! en Telecinco tienen tanta mala leche que cuando la vedette lloraba
recordando la muerte de su hermana Carla
hace 8 años rotularon el momento con un “Norma Duval, puro espectáculo”,
manda cojones-. Y para terminar, Jorge
Javier Vázquez, la guinda. Habla en el plató suelto de lengua, como si
caminara feliz por un bosque de metralla. En una gala de expulsiones, con la
pantalla partida en tres con su cara, la de Darek y la de una señora llamada Miriam Saavedra, se esperaba el veredicto de la audiencia para
saber quién tenía que abandonar la casa –fue Darek-, y el presentador sacó a
pasear su ironía y soltó, “madre mía lo que se me acaba de ocurrir. Si está
viendo alguien de VOX la tele, ve una peruana, un polaco, y un maricón, vamos, que
nos cierra Mediaset”. Fernando Abascal,
faro de VOX, le contestó llamándolo “millonario progre”, asegurando que “las
televisiones polacas y peruanas rechazarían la basura que producís los
telepredicadores”. A ver si el futuro de Abascal –el chico lleno de cualidades
para san Josemari Aznar- está en la crítica televisiva y no en los festivales
del humor gangoso que organizan en una España de mariquitas y toreros sin
fronteras.
La guinda
Dani,
no, eso no
Fue la otra
noche en El intermedio, a raíz de la
lectura de la hija de Felipe VI y Letizia Ortiz de unas frases de la
Constitución, cuando Dani Mateo, en
su habitual tono de corrosivo humor, se sonó los mocos con la bandera de
España. Y no, no está bien. Y no lo está porque es un humor zafio que busca, a
sabiendas, molestar a miles de personas –sí, es un objetivo del humor- con un
símbolo demasiado manoseado por todos.
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