martes, 12 de mayo de 2015

Maldeojos. Qué duro es ser Belén Esteban



Qué duro es ser Belén Esteban
                         (Artículo publicado el domingo, 10 de mayo, en diarios de EPI PRESS)


      Toda una vida para llegar a ser el adefesio que es hoy. Tiene mérito. Tiene mérito luchar por la vida para conseguir no tenerla. Es tan admirable como risible su cazurra tenacidad. Belén Esteban ha peleado mucho para poder decirle con solvencia a su Andreíta que se como el pollo, coño. Los que tenemos memoria catódica la recordamos desde el comienzo de los días. Siempre ha estado ahí. Pero no, sólo lleva 16 años en activo, condenada por ella misma a ese cadalso de mugre y pus. Qué duro es ser Belén Esteban. Ha de ser duro, supongo, codearte por los pasillos de tu cadena con siliconadas mama pollas, siliconadas rasas, analfabetos cocainómanos, analfabetos a secas, cocainómanos sin atributos, putas, chulos, delincuentes, hormonados, espantajos, histéricos, zorrones, mariquitas ególatras, mentirosas, buscavidas, decenas de buscavidas, sabiendo que tú misma eres una pieza de ese puzle atroz, condenada a ser en público durante 24 horas como la ordinaria y vulgar señora que eres en privado, condenada a llorar porque al salir de tu encierro como gran hermana te enteras de que tu Migue te ha puesto los cuernos, condenada a poner esas caras de asco y hacer esos aspavientos ante tus compinches de salón, condenada a ser tu propio verdugo, a irte y a volver, a echar mano de Jesulín, tu mentor, para alimentar tu pobre vida de bufona del pueblo, a contar tus miserias sí o sí, lo único que tienes, a venderte ante el espejo como un mal paño, qué duro es ser Belén Esteban, coño, has ganado Supervivientes pero has tenido que oler los pedos de Kiko Rivera, un Paquirrín al que le tiene que oler el alma, qué tragedia, te organizaron tu vida como una diva chusca y perdiste la ocasión de ser una feliz ama de casa que veranea con los críos en Benidorm. Lo has perdido todo, Belén, por ganar tanto. 
Toda una vida para llegar a ser el adefesio que es hoy


La condesa pija
      
    Qué duro es ser Esperanza Aguirre y tener que abrazar a negras señoras inmigrantes un día y al siguiente acostarte con mala conciencia de “pija pata negra” y poner los sentimientos en su sitio colocando a los inmigrantes en el suyo, fuera de los parques y las calles, coño, que afean y asustan al personal, decía la pájara en una alocución de católica mala, de perra ultraconservadora en celo, de vende biblias a legos e ignorantes sin alma con nucas altivas perfumadas de Channel. Qué duro es ser Espe y tener que acudir a lo de Maritere Campos y echarte un chotis en mitad de la pista para divertir al populacho como una chabacana Esteban, el mundo al revés, una condesa arrastrada al lodo de ser una cualquiera para levantar la audiencia, convertida en viagra política para no ser menos que esos jovenzuelos que conectan con otros perroflautas sin tener que compartir plató con la pandilla amojamada de la Campos. Qué duro es ser Aguirre y decir hoy que no acudirá a La Sexta jamás de los jamases por manipuladora y sesgada y mañana, con la campaña electoral al cuello, agachar la estola y acudir a La Sexta Noche a someterse, ELLA, a las preguntas de una periodista avispa, Cristina Pardo, una pamplonica irónica, que no pierde la sonrisa ni deja escapar a su presa con facilidad, que no levanta la voz pero tampoco agacha la cabeza –no voy a hacer las preguntas que le gusten a usted, le decía Cristina a una Aguirre rabiosa, que se tragó los datos que desenmascaran sus mentiras, su cínica amnesia, su falta de escrúpulos, su populismo de mercadillo-. Qué duro es ser Esperanza Aguirre y tener que acudir a vender su moto entre hormigas, a reírle las gracias a Trancas y Barrancas, y empezar tu semana con Pablo Motos sabiendo que en ese río tal vez no haya peces que llevarse a la cesta. Qué duro es saberse la mejor y tener que vérselas con aprendices de chichinabo o con jefes de sección de grandes áreas como Antonio Miguel Carmona, que también bailó con la Campos como socialista en lucha por la alcaldía de Madrid. 
El polémico abrazo de Esperanza Aguirre a  una inmigrante negra
Un día se abraza a negras inmigrantes y al siguiente se recolocan los sentimientos poniendo a cada cual en su sitio, y desde luego los mendigos, inmigrantes y demás ralea no tienen sitio en las calles, en los parques porque, a todas luces, los afean y asustan a la gente de bien.



 Rus, el contador
      
     Qué duro es ser candidato a la alcaldía de Xàtiva y presidente de la diputación de Valencia y tener que agazaparte en un coche para contar dinero como un mafioso, con lo lindo que hubiera sido hacerlo en la barra del bar, joder, con tu puro entre los dientes, altivo y chuleta, con ese desparpajo del que se sabe impune porque así es el microclima político en el que se mueve, qué duro es ser Alfonso Rus y verte rodeado de cámaras cuando vas a ver a tu equipo en vaqueros, descamisado, con tu señora al lado, rubia como los trigos de Pantene, sonriente como princesa feliz en su ignorancia, y tener que soportar la impertinencia de una periodista que te pregunta sin rodeos, “¿usted ha metido la mano en algún momento”? y tú, rápido, al estilo ordinario de Sonia Castedo, también del PP, contestarle, “sí, en el bolsillo”. Qué duro es ser Alfonso Rus y tener que tener siempre un “como no votéis a Cañete os doy una paliza”, qué duro es tener siempre en la recámara la bala de una salida fallera para enmascarar al fullero que llevas dentro. Qué duro es tener que advertirle al jefe del PP que ojito, que se vaya preparando Alberto Fabra, que hoy no hablará de él y que, como dice José Mota, lo hará mañana, o sea, después de las elecciones. Qué duro, en fin, es ser Pablo Iglesias y no poder reírte como se ríen los mortales sino esbozar sonrisas con mensaje, nada de risa gratuita mientras esperas una pregunta que has de solventar en milésimas de segundo, momento en que la incipiente sonrisilla desaparece dejando en el rostro ese peso, esa gravedad, esa amenaza, ese plomo de verte ya dirigiendo un país en llamas, un pueblo necesitado de un salvadorcito que no puede dudar jamás, y Pablo jamás duda, qué canguelo. Quizá no vaya a echarse en brazos de Maritere, pero ha de acudir a La Sexta noche para levantarle el share a Iñaki López, que es joven y seguro que lo tiene siempre dispuesto. Es mucha responsabilidad, es muy duro actuar como presidente in pectore. Es durísimo ser Belén, Esperanza, Antonio, Alfonso, Pablo, tirarte al ruedo de la tele y que el dios catódico reparta suertes, o para salvarte o para condenarte. Qué dura es la vida de estos muñequitos.
Alfonso Rus, un alto representante de la política valenciana, simboliza en esta imagen la forma de dedicarse a ella, mero espectáculo, bochornoso y zafio, para ocultar sus trapacerías. Ah, ha dimitido como presidente de la Diputación -por motivos personales, dice el menda-, pero seguro que arrasa en las elecciones del 24 como alcalde de Xàtiva. Este país premia la corrupción. Duro, pero así es.




La guinda
Don Jesús
Todos lo han imitado, ninguno lo ha superado. Es Jesús Hermida, el hombre cuyo nombre, obra, palabra y omisión, va unido a la tele. Es la tele. Y se nos ha ido. Trajo a este país con telarañas en los platós la luz, el ritmo, lo malo y lo bueno de lo que hoy vemos. Qué pena que su última entrevista a un personaje de relumbrón, el rey Juan Carlos, fuera una pantomima, una burla al periodismo. Pero gracias, descanse en paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario