martes, 5 de mayo de 2015

Maldeojos. Cositas deliciosas



Cositas deliciosas
(Artículo publicado el domingo, 3 de mayo, en diarios de EPI PRESS)

      Es verdad que hay que esforzarse, pero no es imposible, no es imposible pasarte buenos ratos ante la pantalla sin que te crujas tú mismo reprochándote el gasto tonto del tiempo que le dedicas a embrutecerte. A veces el entretenimiento es eso, te entretienes a cambio de una fuerte ración de embrutecimiento. Hay quien lo da por bien empleado, pero hay quien no lo soporta. Hoy voy a tratar de hablar de programas de los que casi nadie habla y casi nadie ve. Aunque una cosa no tiene que ver con la otra. Como comentarista puedes  hablar todos los días, bien, sobre algo que te guste, pero usted, en casa, que es el dueño del mando, si no se reconoce en mis gustos podrá acercarse un día a esa oferta, pero será la visita del curioso, no la del seguidor, y al revés, yo podré estar cada día hablando mal, echando sapos por la boca al referirme a la caterva de personajes que Telecinco tiró al mar desde un helicóptero y abandonó a la suerte de los guionistas en una isla, pero usted pondrá en su rostro la sonrisa del que lee como el que oye llover y seguirá viendo como si tal cosa a Chabelita Pantoja embadurnada en barro y le parecerá una distracción que no hace daño a nadie, ni siquiera a usted. Así que, como en política, donde los mítines son fiestas como el Día del Orgullo Gay, es decir, fiestas no para convencer al nuevo sino para fortalecer al de toda la vida, en televisión ocurre lo mismo, usted no dejará de ver un programa por mucho que yo diga que es una caca, aunque sí puede ocurrir que vea algo nuevo que no conoce si aquí estimulo su curiosidad y le hago buscar esa oferta. De eso va la página de hoy. En La 2 es donde hay más joyas, más rarezas, más minas en las que adentrarse y disfrutar de un rato de televisión sin mala conciencia, si es que se tiene ante otros programas.

¿Nauseabundo se mire como se mire? Sin duda. Pero por mucho que uno lo diga, lo escriba, lo sugiera o lo grite, tú, con tu mando a distancia, haces lo que te viene en gana. Segurirás viendo lo que, para mí, puede ser un insulto. No conseguiré que dejes de ver este tipo de televisión porque tendrás un montón de razones que lo justifiquen. Perfecto. Lo que sí puede ocurrir es que si te hablo de algún programa que me parece bueno sientas curiosidad y te acerques a él si no lo conoces. Es la idea de esta columna.



Esto es ópera

      Fue un domingo por la noche cuando, saltando de un sitio a otro, descubrí This is opera en La 2. Me encantó. Me quedé pillado. Fue una fascinación inmediata, rotunda. Quizá en esa fascinación sin matices tuvo mucho que ver Ramón Gener, su jovial, dinámico y entregado presentador. Cuando habla de ópera sabe de qué habla, y traspasa la pantalla ese amor que siente por lo que hace. Es barítono, pero lo dejó porque, según él mismo, no era de los mejores, no estaba al nivel de su exigencia. Viendo This is opera se siente uno halagado porque notas que el programa te habla, se dirige a ti, a un ciudadano que tiene sensibilidad sin ser experto, pero se emociona hasta la lágrima con el arrebatador “Nessum dorma” del Turandot de Giacomo Puccini arrancado de sus entrañas por el tenor Luciano Pavarotti la noche del 14 de enero de 1980 en el Licoln Center con la New York Philarmonic dirigida por Zubin Mehta. El presentador te habla de detalles, de aspectos y trucos musicales que jamás se te hubieran ocurrido, de cómo los músicos echaban mano, igual que hacen hoy, de posibles argucias para encandilarte, para llegar a tu corazón sin que a tu cabeza le dé tiempo a reaccionar. This is opera está dedicado cada semana a una de las grandes creaciones, de Carmen a La Boheme, o de El barbero de Sevilla a Pasifal, y en cada entrega un montón de curiosidades, de anécdotas que me recuerdan mucho al trato que le daba a los músicos y a la música el gran, el maestro de la divulgación musical de este país Fernando Argenta. Seguro que habrá estirados, de esos que apenas mueven el cuello de su estulta altivez, que pensarán que este tipo de programas están más cerca de lo bárbaro que de la exquisita música, desacralizada para ser engullida por rústicos espíritus. Pero si usted forma parte del primer grupo, del que se emociona sin más con una voz, con un aria, o con una obertura acérquese a This is opera, en La 2, los domingos, a las once de la noche. Y disfrute. 

Potente imagen de This is opera, que emite La 2 los domingos a eso de las 11 de la noche. Muy, muy recomendable. Es divertido, informativo, nada cursi ni pretencioso, perfecto para acercarte a un mundo que siempre tiene alguna bella sorpresa.



Nuestras series

      Alguna vez hemos hablado aquí de Imprescindibles, otra joya de La 2, auténtico regalo que cada semana entra en tu casa dejándote a cualquiera de las figuras de nuestro tiempo que de verdad lo han hecho grande, distinto, hombres y mujeres cuyo talento estuvo, y está, al servicio del pensamiento, de la música, de la creación literaria, escénica, de la política, o la danza. La semana pasada Imprescindibles volvió a emitir el dedicado a Antonio Gala, quizá la última aparición del escritor en la pantalla. No lo vi en su día, así que para mí fue como si se estrenara. Me resultó un documento bello y sí, imprescindible, con un escritor avejentado pero sabio, lúcido, sereno, como el que va dejando las puertas cerradas a su paso, preparado para un viaje o, como él mismo dice, “no me acompañéis, conozco la salida” –del último viaje-. Esa televisión es otra tele, de verdad imprescindible. Pero frente a una concepción y realización académica, personaje que habla a cámara, subrayado musical, planos fijos, o sea, aire de documento añejo, hay delicias como el último programa que dirige Santiago Tabernero para La 1, el de Alaska, que es un torrente de imaginación, de locura, de propuestas atrevidas, un dulce cuya continuidad está en el aire porque a la dirección de TVE no acaba de hacerle tilín tanta vanguardia y tanto invitado con ideas tan heterodoxas. Por el contrario sí parece seguro que habrá segunda temporada de El ministerio del tiempo, que ha pasado por la pública dejando un rastro de reconocimiento a una serie impecable, con una mezcla de culta propuesta, ironía popular, y eficacia como entretenimiento. Seis hermanas es otra producción diaria para las tardes de La 1, detrás de Acacias 38, que dignifican la tele, aunque su guerra contra las también deliciosas Amar es para siempre y El secreto de Puente Viejo, en Antena 3, es encarnizada ya que todas luchan por la misma audiencia y a la misma hora. Y aunque sólo queden apuntadas merece la pena seguir las excelentes Vis a vis, Sin identidad, la simpática Allí abajo, en Antena 3, o El Príncipe –a pesar de esas raciones de torso de Álex González a golpe de necio guión-. Ah, y no se olviden de Para todos La 2, un magacín diario, y distinto, presentado por Marta Cáceres y Juanjo Pardo, un auténtico dulce.

Seguro que el Imprescindibles de Antonio Gala lo pasó La 2 con anterioridad, como viene haciendo el programa. Pero para mí fue la primera vez. Y descubrí a un Gala más cercano, menos pinturero, menos amanerado y más sabio, sin tanta tontería, sin tanta cursilería, consciente y reflexivo, sabiendo que hay puertas que se van cerrando... Un imprescindible.


La guinda
El avestruz
El avestruz es José Antonio Sánchez, el presidente de RTVE. Cualquier cosa. Como de vez en cuando ha de dar explicaciones en la Comisión de Control Parlamentario, el otro día se explayó negando la mayor, que no hay manipulación informativa ni censura y que eso de que los programas de TVE no se ven es cosa del EGM, ya que “no es fiable” y no mide bien las audiencias. ¿Ven? Perfecto. La culpa es de los otros, qué puñeta.

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