Gil y tal y tal
(Artículo publicado el martes, 13 de agosto, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
A
la rica mierda. Perdonen que empiece así, pero es lo que me pide el corazón en
cuanto se habla de Jesús Gil, que en
hoguera eterna esté. Si sus fechorías como político no tienen perdón, sus
guarradas como personaje de televisión no serán perdonadas por el que esto
firma así viviera la misma eternidad de las brasas en las que espero se esté
recociendo. El canal norteamericano HBO, que vende sus productos por
suscripción, y en su negocio europeo, grabó una serie documental de cuatro
episodios, El pionero, en los que Jesús
Gil y sus cositas son el protagonista, la razón del trabajo, la estela infame
que dejó en Marbella. Dirigida la serie por Enric Bach y producida por Justin
Webster relata la vida del ex alcalde, empresario, fanfarrón, populista, y
presentador televisivo de una cosa de notorio mal gusto llamada Las noches de tal y tal, de infausto
recuerdo.
Seguro
que recuerdan al tipejo desparramando su grasiento cuerpo en el famoso jacuzzi
donde Telecinco, la cadena perversa, metía a cuatro o cinco doncellitas
espigadas, con mucho aparato de pechuga y lomo de primera, como decoración de
semejante disparate. Hay muertos que están bien muertos, pero hay cadenas y
medios que no dejan que los olvidemos. Lo digo porque al hilo de esta nueva
resurrección catódica de Gil –aún no he visto El pionero- Telecinco, y por supuesto a través de Sálvame, y por supuesto gracias a la
Fábrica de la tele, desde la semana pasada se ha creado una sección en el
programa llamada, oh, Sálvame Marbella.
A falta de grandes hermanos, supervivientes al peso, y otras cuadras de
parecido hedor, el verano hay que rellenarlo con productos de similar aroma. A
la rica mierda es la consigna. Pues hala, a disfrutarla.
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