Jorge Fernández
(Artículo publicado el sábado, 10 de agosto, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
No
soy de concursos, en todo caso soy de quien los presenta. Me mola Pasapalabra, pero en realidad quien me
retiene ante la pantalla, si me retiene, es Christian Gálvez. Me encanta Saber
y ganar, pero es Jordi Hurtado,
el único representante vivo sobre la tierra del periodo Cámbrico, el que me
fascina. No se me pongan estupendos. Está claro que es una salida de tono, una
boutade. Pero no muy descaminada de la realidad. Lo que sí es cierto es que no
soy de concursos, que no soy fiel seguidor, que no me engancho. Soy, eso sí,
del vasco alicantino Jorge Fernández.
Desprende eso que se resume en una expresión muy gráfica, es un tipo que
despierta buen rollo. Se le nota en La
ruleta de la suerte, convertido en el rey de su horario, invencible,
alegre, dominando con suelta y fresca naturalidad la mecánica del ya clásico
concurso matinal de Antena 3.
Ahora,
con acierto, tanto por la audiencia, que ha respondido con satisfacción, como
por el concurso en sí, Antena 3 le ha regalado la presentación de El juego de los anillos, y en hora de
máximo consumo televisivo, o sea, el nocturno estelar del miércoles, formato
que “se puede ver en familia”. El juego
de los anillos es un anillo a medida para Jorge Fernández, un cascabel para la pantalla. Producido por
Globomedia, las pruebas, la dinámica, la realización, el protagonismo
espectacular de la solería en forma de círculo, una gigantesca pantalla que se
destaca en los planos cenitales, junto con el presentador, hacen de este concurso
un producto ameno, dinámico, bien resuelto, una oferta para el verano que, por
qué no, podría tener un recorrido más allá de agosto. Pero vuelvo al principio,
no soy de concursos, aunque me mola Jorge Fernández.
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