Paquita Salas
(Artículo publicado el sábado, 17 de agosto, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Charo
–es el personaje terroso y limpio de la siempre formidable Gracia Olayo-, ya que estamos diciéndonos las verdades, que sepas
que llevo años follándome a tu marido, dice Paquitas Salas –Paquita Salas es Brays Efe, no podría ser otro- a la
vecina del pueblo de toda la vida y ante la madre de Paquita, de cuerpo
presente. La frase forma parte de un capítulo de la tercera temporada de Paquita Salas, obra magna de Javier Ambrossi y Javier Calvo y que emite Netflix. Para mí, la mejor. Supongo que
tiene que ver que la producción huele a dinero, a presupuesto generoso que
permite florituras, rodaje fuera de
estudio, despliegue de caras de la pantalla de antes, de ahora, y de siempre,
caras sobre todo femeninas, homenajes muy sentidos, continuos guiños, y ya les
digo que a veces sin filtros, con descaro, descarnados y atrevidos, como el
hilo de la trama donde Belinda
Washington… en fin, no levanto ninguna alfombra.
Sin complejos,
eclécticos, Los Javis disfrutan con casi todo tipo de programas, sobre todo los
considerados populares, o sea, rayando en la basura catódica, así que la pareja más influyente del cine español
convierte a especímenes de esa órbita como la conocida Terelu Campos en una estrella que da vida a Bárbara Valiente, que
regenta una cosa que en el mundo moda se llama shworoom, o sea, un local para
mostrar cosas, pero showroom es tan, tan petardo que resulta irresistible. En
la nueva Paquita Salas hay de todo,
ternura, ironía, buena fotografía, diversidad de personajes, nervio sintáctico
y narrativo, un friso musical de alto nivel y sensibilidad, excelentes
interpretaciones, o sea, un personaje potente sobre el que gira un mundo bien
urdido y adictivo.
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