Tupper sex
(Artículo publicado el jueves, 8 de agosto, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Si
no fuese suficiente revulsivo, un repelente natural si veo a la absurda Rosa Benito, que como saben es siempre
en Telecinco, verla con un artilugio para gustillo sexual, llevándose el
aparato no al chirrín sino a la nariz, es demasiado. La escena hilarante
ocurrió en el cierre de la novena edición de Gourmet edition, que estaba en Cuatro pero como parecía que la
audiencia respondía, Mediaset se la llevó a la casa de la reina madre. Y ahí
está, otra fábrica de humor estilo Vasile.
En esta edición, que ganó la Benito con un gazpacho y un filete –palabras
envenenadas de una recauchutada Irma
Soriano, más retocada que el Eccehomo de Borja, es verdad que como Belinda Washington y Loles
León, que completaban el cuadro de señoras cocineras- la anfitriona de la
última cena, Belinda, organizó una sesión de tuppersex al estilo de principios
de siglo.
Una
asesora llegó con su cargamento de juguetitos sexuales y fue la bomba. Señoras
como niñas saltando sobre los sobres de lubricante creyendo que eran condones
–se los llevo a mis críos, decía Benito-, atesorando bolitas de diverso uso,
tocando consoladores como si de verdad fuesen lo que un buen consolador imita,
en fin, una fiesta de fin de curso tirando a picante. En este formato, aunque
todo parece girar en torno a la cocina, la comida importa poco. Pero la cosa no
acabó ahí. Cuando se cerraba la presente coña, Telecinco ya anunciaba el
siguiente Gourmet edition. ¿Se puede
superar una edición que se cierra con señoras reunidas en torno a una exhibición
de juguetes sexuales? Sí, sólo hay que
saber que llega un alien patético como un tal Aless Gibaja –cero dramas, siempre “smile- para esputar a gusto.
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