miércoles, 7 de agosto de 2019

Maldeojos. Toma salami


Toma salami
(Artículo publicado el martes, 6 de agosto, en diarios de grupo Prensa Ibérica)
    Me da asco el nombre, o mejor, su intención. Salami es un tipo de salchichón, pero si a un programa de televisión se le llama Toma salami la cosa cambia porque mi sucio coco sólo ve guarradas. Y no, si quiero salami, lo busco, que no quiero porque creo que este embutido lleva mezcla de vacuno, carne que rechaza mi paladar desde chiquitillo, así que ni el olor soporto. Como nombre de programa también me alerta. Si algo se llama Toma salami, se emite en verano, y ese algo está en Telecinco porque hasta las arañas de los equipos de Gran Hermano o Supervivientes tienen que descansar, la cosa no pinta bien. Si el embutido salami, primo del salchichón, mezcla carnes, Toma salami hace lo propio, así que ya saben, Toma salami se cocina con material de la cadena recuperando viejas glorias, momentos inolvidables que deberían de olvidarse, y escenas de series que marcaron si no una época sí al menos la prehistoria de nuestra ficción.
     Es, para explicarme mejor, como el Viaje al centro de la tele de La 1, pero echando la caña de pescar en el archivo de Telecinco, que no, no es TVE. Si Viaje al centro de la tele cuenta con la voz de Santiago Segura –a pesar de mi aversión es preferible a ese torpe, inadecuado, estúpido TVemos, lerda sucesión de vídeos de Youyube con que la tele pública despacha la parrilla hasta el programa estrella de la noche-, Toma salami echa mano de Javier Capitán como narrador. Hay quien viendo Toma salami pueda hacer palmas con las orejas viajando al 2000 para ver por primera vez en Telecinco a Mercedes Milá manejando la barca de aquel “experimento sociológico” que nacía con Gran Hermano. Pero yo me voy de vareta sabiendo lo que vino después. Y así todo.


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