Reinonas
(Artículo publicado el martes, 2 de julio, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
La tele es
cíclica, o no es. Cada estación tiene su tele, es decir, sus contenidos, y a
ella y a ellos nos acostumbramos. La tele y la vida son cíclicas. A ver si la
vida es la tele. Lo digo porque ahora, mientras escribo esta pieza sentado en
el patio, aprovechando que el calor aún no es un arma de destrucción masiva,
escucho la sintonía de Mi casa es la tuya o la de mi perro o Mi casa no es mía sino del banco o como quiera que se llame
ahora lo de Bertín Osborne –qué mundo
más alucinante ver al cantante de rancheras moderando un debate sobre América
Latina con Vargas Llosa y el ex
presidente del Gobierno Felipe González,
todo por la pasta-. La semana pasada, a la misma hora de la mañana, también se
oyó la sintonía del programa que llegaba de la casa del vecino. Es decir, la
costumbre, la rutina como espectador, se ha hecho vida.
Nos podemos
reconocer en esa inercia quien tenga tele. Somos espectadores porque somos
rutinarios. Siguiendo con el vecino sabía que esa sintonía dejaría de
escucharse al instante porque sabía que ni siquiera esperaría a ver el invitado
del programa y cambiaría de canal. Así fue. De repente se escuchó la voz de
intensa teatralidad de Gloria Serra
en La Sexta ya que ahí también repinten Equipo
de investigación los domingos por la mañana. Mi vecino es, como la mayoría,
un espectador de costumbres. Quizá como usted. Por eso a partir de este mes nos
acostumbraremos a no ver en pantalla a las reinonas de la tele. Ha llegado el
verano. Y con él se van Ana Rosa, Susanna Grisso, Pablo Motos, o Wyoming. Penita que el verano haya juntado a Osborne,
Llosa y González, reinonas del negocio. Que no se convierta en costumbre.
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