miércoles, 31 de julio de 2019

Maldeojos. Hijos y Mediaset


Hijos y Mediaset
(Artículo publicado el jueves, 25 de julio, en diaroios del grupo Prensa Ibérica)

     Una serie de universidades –Pompeu Fabra de Barcelona, Bocconi de Milán, y la Queen Mary de Londres, junto a la American Economic Review- han publicado un estudio que concluye lo que, con toda humildad, dicho con humildad y no como lo dice “la banda” de la política –desde aquí le doy mi abrazo solidario a quien se encargue de acostar al eléctrico, desbordado, desaforado, desatado y delirante Alberto Carlos Rivera para que el hombre duerma de noche, porque su estado permanente es para meterse lexatin en vena y ver qué pasa-, pues eso, que lo que han concluido esas universidades de postín ya lo venía uno oliendo desde que se dedica a comentar cosillas de la tele. El estudio ha dicho que los jóvenes, los niños que crecieron viendo la programación de Mediaset, se refiere a Italia, son menos sofisticados en lo intelectual y menos cívicos en lo social.

     Además, ya de mayores, con edad de entender, participar y cambiar las cosas, este tipo de espectadores tiende a apoyar a candidatos populistas con mensajes simplistas en la cosa política. Rubén Durante, de la Pompeu Fabra, viene a decir que cada hora que se pasa viendo televisión es una hora que no se está leyendo, jugando afuera –se refiere a los críos-, o socializando con otros niños. Ese sector social, el infantil y juvenil, es el más vulnerable porque su formación está en curso. Si nos fijamos en el Mediaset de aquí, en la parrilla de Cuatro y Telecinco, está claro que el efecto adormidera del coco, del cerebro, es cristalino. Su programación se basa en un entretenimiento de bajo vuelo intelectual que apela a lo primario del ser humano, al instinto, zona difusa que nos asemeja a otros animales. Y ahí entra Berlusconi, o Trump, o Abascal.


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