jueves, 4 de agosto de 2016

Maldeojos. Ana Rosa



Ana Rosa
(Artículo publicado el jueves, 21 de julio, en diarios de EPI PRESS)

      Que nadie se alarme. Es verdad que se fue un poquito. Es verdad verdadera que Ana Rosa Quintana se esquinó y, cuando encendías la tele por la mañana y, por un despiste, topabas con Telecinco, veías que ella no estaba, y que en su lugar andaba Joaquín Prat. Válgame. Un año más comprobaste que las diosas también son humanas y necesitan descansar. Necesitan tirarse de la cama, rascarse el culo, mirarse al espejo y ver que su piel no tiene la tersura que da el maquillaje ni su pelo aparece como esculpido. Ana Rosa no estaba hace unas horas, pero su ego le pedía cuentas en la intimidad. Pero insisto, que nadie se alarme. No estaba, pero nos vigilaba, nos protegía desde la distancia por si España la necesitaba. ¿Qué sería del periodismo de este país si no tuviéramos a Ana Rosa?

     Se fue de vacaciones con todo el dolor de su corazón, pero se fue sin irse, vamos, que no se fue sin mirar atrás sino ahí mismo, que los políticos son capaces de todo y en un descuido te forman un gobierno que te levanta a pulso. Claro que vuelvo si hay cambios importantes, dijo la reina del periodismo de mesa camilla, estoy de guardia. Ahora sí que me puedo ir de vacaciones, digo yo. Si Ana Rosa vigila por si este país la necesita, y ni siquiera ha bajado al sur sino que “me quedo por aquí”, podemos estar tranquilos. Dice la mujer, sobrada, ufana, que no cree que llame a Rosa Benito para la próxima temporada porque El programa de Ana Rosa ha ido dando de lado al entretenimiento para centrarse en el periodismo puro y duro. Ana Rosa ha interrumpido sus vacaciones por el inicio de la legislatura. El país la necesita. Pero a mí me da la risa.

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