Terrorífica
(Artículo publicado el domingo, 14 de agosto, en diarios de EPI PRESS)
A raíz del
incendio en La Palma el martes pasado, con el fuego desbocado y en manos del
tiempo, de la humedad, de los vientos, me paré un poquito en La mañana. Allí, en La 1, estaba una
repeinada Silvia Jato. Al principio,
su aspecto me pareció uno más, es decir, que respondía al capricho del equipo
de maquillaje, que va cambiando la imagen de las presentadoras. Hoy, pelo
lacio, mañana, rizado, al otro, en perifollo cardado. Pero descubrí que ese
pelo engominado, hacia atrás, tirante, no era sólo un capricho sino un atinado
retrato sicológico de la presentadora que ahora, por 1.200 euros al día,
sustituye a Mariló Montero. Ha leído
bien. 1.200 euros cada día se lleva la presentadora mejor pagada –sin duda- de
la televisión pública, una auténtica provocación. ¿Qué tiene Silvia Jato que no
tengan otras, qué aporta, qué imagen da?
Me resulta dura,
mandona, cortante, dejando claro que ella es la jefa de pista, usando palabras
gruesas, sensacionalistas, para hablar del “terrorífico” incendio, al más puro
estilo de Pedro Piqueras -que tiene
la habilidad de hacer los informativos más vistos y los de menos credibilidad,
los más irrelevantes-. También es terrorífica para Jato una reyerta entre
clanes de la droga, y terrorífico el resultado del mismo. La presentadora tiene
una vocecita afinada, nerviosa, inquieta, ese tipo de presentadores que hablan
y hablan como si les diera miedo el silencio, rellenándolo de reflexiones al
tuntún. Pero la que me mató, hablando del incendio mentado, fue la petición a
la audiencia, y supongo que a todo bicho viviente, incluido su novio Alberto Fabra –ex presidente
valenciano- de “rezar para que el incendio acabe”. ¿Rezar para controlar el
fuego? Mariló, baja.
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