El arquitecto
(Artículo publicado el martes, 11 de agosto, en periódicos de EPI PRESS)
A Santiago Calatrava se le caen a
cachitos sus monumentales cagadas. Mónica
Oltra, la diablesa, la bicho, la tocapelotas del anterior Gobierno del PP,
la vicepresidenta hoy de la Generalitat Valenciana, le dijo a Jordi Évole en Salvados, La Sexta, con su tino habitual, que el arquitecto
valenciano es famoso por los pufos que va dejando por ahí, refiriéndose al
monumental de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, un jolgorio que se inició
cenando con Francisco Camps, presupuestado
en 41 millones, y acabó costando 90. Carísimas goteras. El señor arquitecto era
el terror de los ayuntamientos. Su legado se reparte por la patria dejando un
olorcillo –como dice la sensata Oltra- a pufo y exceso. En Palma, por cerrar el
círculo, es conocido el dúo Calatrava-Matas.
Pero hay otro
arquitecto cuyos pufos no son tanto sus obras como él mismo. Acabamos de saber
que el conocido como, atención, “arquitecto de las estrellas”, Joaquín Torres –prometo, juro y perjuro
que no es familia mía-, en vez de erigir edificios ha dedicado los tres últimos
meses a amachacarse la barriga hasta dibujar en ella unas tabletas que ya
quisiera para sí el amojamado Aznar,
un aprendiz. Dicen los expertos en cuestiones de vital importancia que este
albañil de postín ha conseguido el milagro de ser aún más repulsivo que antes
en sólo tres meses de gimnasio. Quizá algún día haga un Sálvame de Luxe o nos enseñe la cosa en la portada de Interviú.
Joaquín Torres saltó a la fama como él quería, de la mano de la televisión,
sobre todo de Telecinco, brindando momentos de una vergüenza sideral. En
España, además de Calatrava y Torres, hay otros arquitectos.
Es el arquitecto Joaquín Torres. Sin comentarios. |
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