Las llamadas
(Artículo publicado el jueves, 27 de setiembre, en diarios del grupo EPI PRESS)
Me deja muy
triste, muy catatónico, muy perplejo, muy cabreado, muy decepcionado y muy de
todo lo muy que conlleve algo sucio de la condición humana la manera que sin
importarle una mierda tiene Sálvame
de divertir a sus seguidores, entre los que, a mucha honra, no me encuentro ni
me encontraré. Esta historia la conozco por lo que he leído, y por tanto no por
lo que he visto. Eso sí, les garantizo que no hace falta contrastarla para
saber que es verdad, para no sólo tener visos de ser cierta sino de ni siquiera
alcanzar la capacidad de perversión a la que la dirección del programa, la
cadena, y la cuadrilla de colaboradores son capaces de llegar algún día. Están
en ello. Ahí no hay límites, ni algo que tenga que ver con la decencia ni con
la lealtad ni con el respeto ni con algo que los demás llevamos con orgullo, la
dignidad.
Sin duda, la
audiencia es cómplice de estos caníbales. Verán. Tiene que ver con la “histórica” llamada –son únicos elevando a
categoría eminente lo que no es más que una payasada- que hizo hace unos días Isabel Pantoja al programa para darle “mucho
amor y mucho ánimo” a su lerda hija, la pava Isa Pantoja, que defeca en los váteres de Gran Hermano. Se sabe que una de las colaboradoras, Chelo García Cortés, es amiga de la
Panto. ¿Qué hizo el maligno, desleal, cacho carne, frío, traidor, poco fiable Kiko Hernández? Llamar a Chelo para
sonsacarle algunas migajas con que nutrir la pocilga, pero haciéndole creer que
nadie oía la conversación. La cretina Belén Esteban hizo lo mismo. La dirección
de Sálvame puede inventarse el mundo
para mancharlo todo. Pero alguien con vergüenza no traiciona a una amiga ni
propaga ese tipo de valores. Gentuza.
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