Bolsonaro
(Artículo publicado el sábado, 20 de octubre, en diarios del grupo EPI PRESS)
El día 28 se
celebra la segunda vuelta de las elecciones en Brasil para decidir quién se
lleva la presidencia del Gobierno, si el candidato de la izquierda, para
entendernos, Fernando Haddad, o el
de extrema derecha, Jair Bolsonaro.
La ventaja, y mucha, la lleva en los sondeos este patán, este boca chancla
peligroso, que añora la dictadura de los militares que gobernaron desde 1964 a
1985, un machista, racista, ultranacionalista y homófobo declarado. Y aquí me
paro un poco para escribir un relatito corto donde el protagonista es este
sujeto, en sintonía con esos aires oscuros que agitan al mundo y le dan alas
auténticos canallas como Donald Trump,
el ministro italiano Matteo Salvini,
el austriaco Sebastian Kurz o el
polaco Andrzej Duda, espingardas
llenas de mugre y fuego arrasador en sus corazones de hielo y terror.
Volvamos a
Brasil. A la campaña de Bolsonaro –prefiero un hijo muerto a un hijo gay, dijo
en una tertulia-. El otro día vimos en la tele a este tipo con quijada de
tiburón y mirada de reptil junto a un mariquita muy ostentoso, muy amanerado,
de mucha pluma y mucho huy, huy. ¿Quién los puso ahí, quién tuvo la idea de
juntarlos en esa imagen atroz? El candidato parecía sonreír con las exageradas
alabanzas del maquillador gay Lili
Ferraz, que se derretía diciendo que Bolsonaro respeta los gustos sexuales
de cada cual mientras el lobo, tieso, envarado, aguantaba el chaparón con
evidente mala hostia fingiendo que era cierto, aunque no pudo evitar mostrar su
incomodidad cuando Lili le echó el brazo por encima. Quita de ahí, coño,
maricón, parecía decir el político. Yo creo que cuando la cámara se apagó,
Bolsonaro dijo “ya sabéis qué hacer con esta escoria”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario