lunes, 8 de octubre de 2018

Maldeojos. El gran Coronado


El gran Coronado
(Artículo publicado el sábado, 29 de setiembre, en diarios del grupo EPI PRESS)

     Una serie avalada por cierta expectativa se instaló en Telecinco la noche del lunes, sin duda a codazos contra Gran Hermano, que todo lo copa, lo inocula, lo contamina. Hablo de Vivir sin permiso, la única ficción, descontando el jolgorio macarra, ordinario y gamberro de La que se avecina, con que cuenta esta cadena estercolero. Me pongo a verla sin prejuicios, o con la mosca dominada detrás de la oreja, a ver qué pasa. Y pasa que veo a José Coronado como Nemo Bandeira – ex narco, sesentón, con Alzheimer a las puertas, y gallego aunque con un español de Valladolid que te trepa, nada que ver con los gallegos gallegos de Fariña, bendita ficción que emitió Antena 3 para gloria de la ficción española- y Álex González como el ambicioso hijo adoptado del capo. O sea, veo a los colegas de El príncipe, que también emitió la de Vasile, que dejó su sello en una y en otra a pesar de que el creador de ambas es Aitor Gabilondo.

     Es una serie para Telecinco, es decir, nada de aventuras narrativas, nada de vanguardia estética, nada de atrevimientos de guión. Vivir sin permiso se puede ver, pero en ella todo es previsible. La serie tiene un poco de todo lo visto, un producto sin sorpresa que casi seguro le va a funcionar bien a la empresa. Suspense, saga familiar con hijos ajenos al negocio, y un ahijado halcón que babea y rabia pensando que se va a quedar fuera del enorme pastel empresarial erigido por Nemo años antes al amparo de la droga. En el primer capítulo Álex González no se quitó la camisa para enseñar jamón, pero sí hubo escena relamida de sexo, una imposición del capo Paolo, seguro. En cada capítulo la veremos, también seguro. Por cierto, José Coronado, una vez más, está enorme.


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