miércoles, 1 de julio de 2015

Maldeojos. Mediocre decadencia en TVE



Mediocre decadencia de TVE
(Artículo publicado el domingo, 28 de junio, en diarios de EPI PRESS)

      El mayor problema para solucionar un problema es no ver que hay un problema. Si tú reconoces que bebes más que los personajes de Amar es para siempre, que no paran de echarse al coleto hasta el agua de los floreros, ya estás encaminado, dispuesto a imponer una estricta ley seca en tu garganta o a engrosar el grupo de los alcohólicos anónimos. Todo el mundo sabe que esto es así. Sea el problema que sea y se dé en el campo en que se dé. En TVE también. Pero la tele y la radio públicas van muy atrasadas. Aún no han visto el problema, o dicen no verlo. Es decir, les falta mucho para solucionar el lío. Y lío, hay. Por si faltaran manos para embarullar el ambiente llegó con su simpleza y vaguería habitual para encarar los asuntos Mariano Rajoy, que despachó el problema de RTVE apoyando como un cretino ciego a su presidente, José Antonio Sánchez al decir que aunque el presidente de la corporación vote al PP no afecta a la independencia del medio público. Desde el propio José Antonio Sánchez al director de informativos de TVE, José Antonio Álvarez Gundín, se partirían el lomo retorcidos con la ocurrencia del jefe supremo. No hay más que ver el tratamiento informativo que se le está dando a los primeros días de gobierno de Manuela Carmena en el ayuntamiento de Madrid. El día que saltó la noticia del “tuit” de Guillermo Zapata y sus bromitas con la ceniza de 600 judíos se empezó a disparar a la cabeza de la alcaldesa con balas informativas de más de 10 minutos y con el honor de abrir sumario, lo nunca visto para casos de pestosa corrupción del PP. Hoy por hoy, el ayuntamiento de Madrid casi se ha convertido en sección del Telediario. Todo interesa, por muy nimio que sea si es para poner a caldo a Carmena. Pero esta es la cara evidente, la que se nota en cuanto pones La 1. Sabes que esa información está amañada, que no es independiente, que sí tiene que ver lo que vota el presidente del cortijo con el tufo a olla podrida que sale por la ventana de la casa.

 La tele de Zapatero
      Lo menos evidente, aunque sea su consecuencia, es otro tipo de dolor, es la constatación de la muerte lenta hasta una irrelevancia notoria, de la tele pública. Sólo hay que fijarse en los últimos programas puestos en marcha por La 1. Desde su concepción, apuntaban maneras. Ese tipo de televisión sólo se le ocurre al enemigo. Lo que ocurre es que quien imaginó que José Luis Moreno podría resucitar la noche del sábado resucitando la tele de hace décadas no es un enemigo de fuera sino un enemigo interior. Son los peores, y eso lo sufre el propio PP, que tiene dentro una cosa llamada Esperanza Aguirre. Como era de esperar La alfombra roja Palace –nombre alambicado, estúpido, trillado, rancio- no aguantó ni cuatro pases de modelos, aunque sí dio tiempo a sentir el sudor atroz del bochorno al ver al cantante Francisco encabezando una pantomima folclórica de valencianismo insultante. Otra apuesta que rodó por el despeñadero de los fracasos, como si alguien esperara otra cosa, es la apenas cancelada vuelta, cancelada también por baja audiencia, es decir, por indiferencia ciudadana, de Ernesto Sáez de Buruaga, que ni siquiera se preocupó por renovar el corte de sus trajes, de un clásico turbio, igual que su papel como moderador, de un vigilante vehemente para que nada escapara a su ojo y los testimoniales discrepantes de plató salieran por peteneras hablando mal del partido. Era todo tan grosero que Así de claro no lo veía ni la familia de los que lo hacían. A la calle. Otro fracaso. Esto hay que arreglarlo, decían. Decían, cuando irrumpieron en la radio y televisión públicas en tromba, que había que “arreglar el desaguisado de la tele de Zapatero”, la mejor época de la televisión pública jamás vista nunca en nuestro país, la más independiente y premiada por público, crítica, y organismos internacionales.

La tele de Rajoy
      Ver hoy las tardes de la televisión pública es un dolor. Ni siquiera trabajos decentes y dignos como las series de sobremesa Acacias 38 y Seis hermanas resaltan porque están en un medio, La 1, irrelevante, desmontado a conciencia por quien dice defenderlo. Sus tardes son un dolor. Mientras Más vale tarde le toma el pulso al país en La Sexta con Mamen Mendizábal y Manu Marlasca, y emiten en directo aquello que es de interés político y social, nuestra televisión pública orbita espacios muy imaginativos justo para lo contrario, y eso que su colega se llama España directo, con el simpático y molón Roberto Leal y la risueña Sandra Daviú, que se columpian hablando del tiempo, de fiestas, de escapadas, y de recetas. Un desatino. Tratando de levantar la tarde estrenó La 1 Jugamos en casa, el concurso de Los Morancos. Ya lo ha retirado. Otro fracaso. Esta semana, después de las series, cine. O sea, una tarde mortecina en la pública, sin chispa, grabada, sin vida. Son tan malos estos gestores que apenas sirven para servir al amo. En el PP lo saben, y en el Gobierno también. Les falla la comunicación, dicen. Lo demás, como dios, es decir, la decencia, la mano dura contra la corrupción, el paro, las ayudas a los que no tienen, todo eso va como la seda, así que falla la comunicación. Pues se pone al depredador con piel de cordero y ojitos de conquistador Pablo Casado –tuitero feliz que hizo chistes con las víctimas del franquismo, pero sigue en su puesto- y se quita al amojamado Floriano, se olvidan de TVE, y a ver si se cuece de verdad el gran grupo mediático de la derecha que sirva de una puta vez al Gobierno –Vocento, Cope, 13tv, y Unidad Editorial, publicaba el otro día El Confidencial- para contrarrestar el efecto de las teles desafectas. Ya se sabe que “donde hay una buena manipulación informativa no es necesario el fraude electoral”, decía El Roto en uno de sus certeros latigazos. Así es. Mientras, asistimos con un dolor no disimulado sino aireado a la mediocre decadencia de la televisión pública de Rajoy. Qué pena.

La guinda
Gran lección
Te voy a dar un consejo. Para que realmente sean útiles tus preguntas, hay que esperar a que te las pueda responder, le decía con su temple proverbial en este tiempo de calambres Manuela Carmena a una no impertinente Ana Pastor sino a una maleducada periodista que desprecia la respuesta de la invitada como si lo que de verdad importara es su pregunta, un ejercicio perverso y pervertido del periodismo.

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