El logo
(Artículo publicado el martes, 14 de julio, en diarios de EPI PRESS)
El único que no
ha cambiado en el novísimo PP, los Populares se hacen llamar ahora, es el jefe,
el timonel, el querido líder, Mariano
Rajoy, que no se entera de que al fin corre por las venas del partido un
aire tan fresco que como no se abriguen se van a constipar. Yo llevo unos días,
desde la llamada conferencia política, en un mar de euforia. Este PP es el que
andaba esperando España. Al fin se han dado cuenta. Los problemas de los
Populares, desde la corrupción de los que se han aprovechado de la buena fe del
PP, decía casi a un tris del llanto la estrella Maricospe, lejana y apagada, a sus políticas depredadoras, todos
esos problemas se han solucionado de golpe cambiando el logotipo del partido.
Acabáramos. Era eso, dijo el joven portavoz Pablo Casado.
Eso y salir en
cuanto haya una cámara delante en camisa, o con chaqueta y camisa, pero jamás
con corbata, que es de políticos corruptos, de la vieja escuela, de la derecha
más rancia, y el PP, desde hace dos horas, es un partido moderno que te cagas
que llama “job” al trabajo. ¿Qué me dices? Entre el logo y la quema de corbatas,
el PP le ha dado una patada a la soberbia, a la antipatía, a la carcunda, y se
ha convertido en un partido progresista que mira por los más necesitados
–rebaja el IRPF como si subiera el sueldo, baja la factura de la luz unos
céntimos para subirla en enero, después de las elecciones, y otros trucos
baratos de prestidigitador acojonado- , un partido nuevo, de vanguardia. Oiga,
que Rajoy dice que se arrepiente de haber permitido la existencia de La Sexta y
el alcalde de Granada que la mujer está mejor desnuda. Calla, joder, y mira el
logotipo.
La solución a los males del PP, como todo el mundo sabe, pasa por lo que pasa en la foto. Sonrisas, gente joven, risueña, un nuevo logotipo y, por favor, fuera corbatas. |
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