miércoles, 15 de julio de 2015

Maldeojos. Continuidad



Continuidad
(Artículo publicado el domingo, 12 de julio, en diarios de EPI PRESS)

      El informativo que presenta David Cantero en Telecinco ha subido su audiencia desde que la cadena emite otro de sus exitosos truños, Cámbiame. El programa de cambio de imagen con ayuda de un equipo de estilistas es más viejo que la tele, pero va y viene de la parrilla como los eternos vídeos de primera, que no acaban de irse nunca jamás. A la gente le gusta ver cosas que le pasa a la gente. Telecinco es buena en cocinar ese gusto, condimentarlo con esmero, batirlo a conciencia, y presentar el resultado con un grado de impudicia y perversión muy notables. La cadena sabe quién es su público natural, y está claro que lo aprovecha. Sabe que no se dirige a un público relamido, exquisito, de gusto refinado y exigente criterio. Sabe que su público –con sus excepciones, claro- no surge del lado de los catedráticos –aunque los haya como tarugos- ni de la élite intelectual.

      Lo sabe. Sabe que su público es “pueblo llano”. Gente sin mucho nivel cultural, fácil de entretener y muy exigente con la calidad de la alfalfa que le nutre. Tipo Sálvame, tipo Supervivientes, Gran Hermano, Mujeres y hombres, Tengo una carta para ti, ahora Vaya fauna –el mismo planteamiento, pero con animales- y también Cámbiame, tele de entretenimiento de ínfima calidad pero de rentabilidad superior para la empresa, que es lo que a la cadena le importa. Por eso a la cadena le importa poco, muy poco, la calidad de sus informativos. Sabe con quién se la está jugando. Sabe que su audiencia no busca el rigor informativo porque ni lo valora ni lo disfruta sino una modalidad más del circo, una rama del espectáculo. Y es lo que encuentra. El informativo de Cantero no puede ser un corte brusco entre el hedor de Cámbiame y la basura de Sálvame.

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