miércoles, 8 de abril de 2015

Maldeojos. Ikea y el ex



Ikea y el ex
(Arytículo publicado el martes, 31 de marzo, en diarios de EPI PRESS)

      Se fue del Gobierno de Aznar por honestidad y decencia política, una dimisión cargada de intenciones y significados. Un tipo raro, consecuente. Tan consecuente que Manuel Pimentel es de los pocos que dejaron la política un día y no abrieron al siguiente la puerta giratoria que los catapulta a sillones donde lo único que se les pide es calentar el asiento con sus dóciles culos, poner el cazo a fin de mes, y taparse los oídos por si el clamor de la calle les perturba su retiro dorado. El ex ministro tuvo que ganarse la vida como todo el mundo. Y ahí sigue. El hombre es gerente de un despacho de mediación entre partes en conflicto. Uno de sus trabajos más resaltados fue la mediación en la huelga de los controladores aéreos, o en la de Iberia con los pilotos. Pero también edita, escribe libros, y presentó en La 2 Arqueomanía, un programita delicioso de arqueología.

      Ahora, como saben, Manuel Pimentel sale en el anuncio de Ikea. Un matrimonio entra en líos a costa de la falta de espacio en la casa, en el armario, que si tienes más camisas, que si tus zapatos invaden mis corbatas, que si esto hay que tirarlo, que ni se te ocurra que vas tú detrás. Hasta que entra en acción Pimentel, el mediador, que dice que todo eso se arregla con una sola llave, esas que llevan todos los muebles de Ikea para que tú los montes en casa. Es decir, que un nuevo armario o una nueva cómoda pueden hacerte dichoso y recuperar la paz en la casa. ¿Es una bajeza para un ex ministro? Es gilipollas, dirán otros ex que ganan pastizales por el morro. Pimentel pone su cara y su nombre para vender muebles. No hace el ridículo. Es un trabajo digno, acorde con este tipo raro y coherente que supo conjugar el verbo dimitir, esa rareza arqueológica.  
Imagen del anuncio de Ikea con Manuel Pimentel como mediador.


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