Flipemos
(Artículo publicado el sábado, 11 de abril, en diarios de EPI PRESS)
Tras la cabecera
del programa aparece de pie, hierático, un tipo vestido con traje negro llevado
sin gracia, como el que se echa algo por encima. Ese tipo, al que se le ve la
hebilla brillante de la correa a la altura del ombligo es, según dice la
pantalla, Monseñor Jesús Fernández,
obispo auxiliar de Santiago de Compostela, clérigo que cuelga de su cuello un
crucifijo enorme en tonos plateados. El cuerpo del hombre apenas se mueve al
hablar. Sólo sus manos, que junta, abre, o cierra en recogidos entrelazos de
los dedos, se mueven. Y sus labios. Es la noche del sábado santo. Estamos en La
2, cadena pública que financiamos todos los ciudadanos de este país, sean
católicos, protestantes, judíos, musulmanes, ateos, budistas, o enamorados de
la luz violeta que bajará para salvarnos.
Este señor no
aparece porque sí. Es el telonero, el presentador de un programa llamado El día del Señor, que la tele pública de
este país aconfesional endilga cada domingo, llueve, truene, o nieve. Lo del
sábado pasado fue un especial –más de 3 horas de propaganda católica- cuyo
plató fue la catedral castrense de Madrid, en una entrega llamada Vigilia
Pascual. El presentador hierático dice cosas maravillosas. Dice que ese día
permanecimos junto al sepulcro de Jesús meditando su pasión y su muerte, siendo
lo principal del día el silencio, la oración, y el ayuno. ¿Flipa este tío? La
verdad es que a mí me da igual si alucina, ejerce la hipocresía, se da a la
verborrea más huera, cree lo que dice, o está ahí porque forma parte del
negocio. Pero es inaceptable su presencia en una tele pública que ya dedica un
tiempo excesivo a la promoción de esa creencia.
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