viernes, 26 de julio de 2013

Maldeojos. El palco



El palco

      Aquí el único palco que se añora, desea, y cabría pelearse por él, el único palco en que piensa el gentío cuando le hablan de palco es el palco del fútbol. ¿Es que hay otros? A mucha gente le extrañará saber que sí, que hay otros palcos que no valen para ver fútbol sino para ver teatro, danza, ópera, un concierto, pero un concierto de Puccini, oh, gran putada, no es de David Bisbal, pobrecito. Ante panorama tan familiar, La 2, tan lírica y guerrera, se pone farruca y programa otros palcos, es más, programa El palco. Menos mal que lo hace con discreción, sin avasallar, dosificando su atrevimiento, para que no se vea como afrenta. El palco está dedicado a la ópera, a las grandes citas musicales, y lo presenta la soprano Ainhoa Arteta. El estreno del programa fue el domingo 21 de julio, y estuvo dedicado a otra voz memorable, la de Teresa Berganza

      Pero que nadie se ponga nervioso, la próxima entrega será dentro de un mes. Montse Abad, directora de Contenidos y Programación, decía de El palco que la idea es hacer accesible la cultura a todo el mundo. No está mal. La oferta está ahí. Pero veamos los resultados, es decir, miremos las audiencias. 124.000 personas, o sea, el 1´1% de la audiencia. A mí me parece bien. Son muchas más que las que pueden ver en un teatro ópera. Hace unos días se condolía el colega Antonio Sempere porque Página 2, también cultural, y también en La 2, apenas lo ve el 0´7% de la audiencia, y explicaba el dato hasta el dolor, dejando claro que eso significa que sólo siete de cada mil vieron en algún momento el programa. Concluía que ese desinterés por la cultura sólo nos lleva a un estado simiesco. Podríamos llamarlo de otra forma. Pero así está bien. 

Ainhoa Arteta en un momento de la presentación de la primera entrega de El palco, que emitirá La 2, los domingos, una vez al mes.




El primer programa estuvo dedicado a la soprano Teresa Berganza, cuya voz alcanza cotas de una belleza que debería de aliviar el dolor de este tiempo tan mezquino.


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