viernes, 16 de octubre de 2015

Maldeojos. Y ahora, matices



Y ahora, matices
(Artículo publicado el sábado, 10 de octubre, en periódicos de EPI PRESS)

      El día del estreno hablé maravillas de Mar de plástico, la serie de los martes en Antena 3 con éxito asentado. No retiro ninguna. La fotografía, la ambientación influenciada por La isla mínima –nada que objetar, es uno de los atributos del arte, el de influir, y más que demérito es un detalle a destacar-, el guión, el brillante montaje, las actuaciones de algunos actores, de todo eso apenas hay nada que matizar. Pero en esta producción cabe el matiz, como en el resto. El alcalde de El Ejido, el pueblo almeriense conocido por sus mares de plástico bajo el que se crían las hortalizas, Francisco Góngora, del PP, vio la serie con otros ojos, y así lo ha dejado claro, “nula calidad, mala fe, sensacionalismo, la serie no es mala, es peor”. Dice que demuestra un profundo desconocimiento de la zona, de Almería. Lo dice porque la serie abre heridas por la convivencia entre “ellos” y “nosotros”. La inmigración es otro personaje en Mar de plástico, y ese asunto quema.

      Todavía es pronto para ver por dónde va de verdad la historia del crimen de la hija de la alcaldesa. Es un guión escrito de forma que se puede alargar como una comida de amigotes o cortar como una cena entre cuñados. Ya saben, depende de las audiencias. Otro matiz llega de la mano de algunos actores. Los reúno bajo la ineptitud contrastada de Jesús Castro, el de ojos verdes y mirada que trasmina. Punto. Tiene esa guapura del chico de barrio un poco macarra, pero su libro de gestos es más limitado que el de Jean-Claude Van Damme, “¿mesentiende?”. Por lo demás, ni un paso atrás. Ficción potente con resultados de premio. 

Ahí está, miradita. Pero abre la boca y la caga el chaval. Por ahora no da más de sí.

3 comentarios: