Divino Gonzo
(Artículo publicado el martes, 20 de octubre, en diarios de EPI PRESS)
Cada reportaje
firmado para El Intermedio es una
joya. No hace mucho, a raíz del libro que presentaba Herman Tertsch, el gran Gonzo
se echó a la calle buscando unas risas con el periodista cuya transformación
ideológica ha derivado en un hazmerreír que no sirve ni a la derecha
ultramontana por la que transita. Gonzo acabó el reportaje con uno de esos
broches que definen, explican y centran al entrevistado. Herman Tertsch, dijo,
delante de un micrófono del Intermedio
es como Miquel Iceta con Queen,
quiere, pero no puede controlarse. Fernando
González, Gonzo, tiene un talento especial para hacer del reportaje un
cóctel que eleva ese género a una categoría excelente. No es una cara bonita al
que se le da un micrófono y pregunta la primera sandez que surge en su magín.
Sabe de lo que habla, es veloz en las repreguntas, y conoce bien a sus
entrevistados.
Su reporterismo
no es el del saltimbanqui que sólo busca un exabrupto sino el que con las armas
de la ironía se acerca a la diana que sus “víctimas” tratan de mantener en la
oscuridad. Cuando sale fuera de España y nos trae reportajes de África, o de
Gaza, o de los sirios que llegan a Europa, revela aquella condición que ponía
el maestro Ryszard Kapuscinski para
ser un buen periodista, o sea, ser una buena persona. Gonzo lo deja claro en
cada reportaje de alcance. Es una de las piezas fundamentales del programa. El Intermedio sería distinto sin su
toque, sin el toque Gonzo. Cuando pasan varios días y no firma ningún trabajo se
le echa de menos. Su papel no es ser el cascabel que vemos en Dani Mateo. Lo suyo es confirmar, sin
petulancia, que El Intermedio es un
excelente informativo.
El agua y el aceite, el día y la noche, la luz y la tiniebla, en resumen, el periodismo y lo otro, sea lo que sea que haga el señor que está junto a Gonzo. |
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