lunes, 26 de octubre de 2015

Maldeojos. Divino Gonzo



Divino Gonzo
(Artículo publicado el martes, 20 de octubre, en diarios de EPI PRESS)

      Cada reportaje firmado para El Intermedio es una joya. No hace mucho, a raíz del libro que presentaba Herman Tertsch, el gran Gonzo se echó a la calle buscando unas risas con el periodista cuya transformación ideológica ha derivado en un hazmerreír que no sirve ni a la derecha ultramontana por la que transita. Gonzo acabó el reportaje con uno de esos broches que definen, explican y centran al entrevistado. Herman Tertsch, dijo, delante de un micrófono del Intermedio es como Miquel Iceta con Queen, quiere, pero no puede controlarse. Fernando González, Gonzo, tiene un talento especial para hacer del reportaje un cóctel que eleva ese género a una categoría excelente. No es una cara bonita al que se le da un micrófono y pregunta la primera sandez que surge en su magín. Sabe de lo que habla, es veloz en las repreguntas, y conoce bien a sus entrevistados.

      Su reporterismo no es el del saltimbanqui que sólo busca un exabrupto sino el que con las armas de la ironía se acerca a la diana que sus “víctimas” tratan de mantener en la oscuridad. Cuando sale fuera de España y nos trae reportajes de África, o de Gaza, o de los sirios que llegan a Europa, revela aquella condición que ponía el maestro Ryszard Kapuscinski para ser un buen periodista, o sea, ser una buena persona. Gonzo lo deja claro en cada reportaje de alcance. Es una de las piezas fundamentales del programa. El Intermedio sería distinto sin su toque, sin el toque Gonzo. Cuando pasan varios días y no firma ningún trabajo se le echa de menos. Su papel no es ser el cascabel que vemos en Dani Mateo. Lo suyo es confirmar, sin petulancia, que El Intermedio es un excelente  informativo.

El agua y el aceite, el día y la noche, la luz y la tiniebla, en resumen, el periodismo y lo otro, sea lo que sea que haga el señor que está junto a Gonzo.

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