martes, 6 de octubre de 2015

Maldeojos. La palabra



La palabra
(Artículo publicado el jueves, 1 de octubre, en periódicos de EPI PRESS)

     Dejemos de escandalizarnos al ver nuestros cuerpos desnudos mientras aceptamos ver cuerpos mutilados. Es un razonamiento impecable. Pero nuestra sociedad ha llegado a ese punto de perversión, casi putrefacta. Supongo que se imaginan que hablo del vídeo que se subió a Internet para promocionar el Salón Erótico de Barcelona, que comienza hoy y termina el domingo. Nadie mejor que el actor de la polla de tubo, Nacho Vidal, para vender la burra del erotismo en esa feria en torno al sexo sin tapujos, una industria que siempre tendrá clientela, aunque, dicho sea corriendo, su trasto no está atravesando los mejores momentos, doblado como una alcayata por mor de su paso por un concurso de Telecinco. Nacho Vidal es la cara conocida de un vídeo donde todos van vestidos y nadie folla, todo es edulcorado y a veces cursi.

     He visto el vídeo sin volumen, y su minuto y medio es una sucesión de planos muy bien cuidados que intercalan imágenes de ejércitos, desastres de guerras, dolor y sufrimiento frente a la belleza de la entrega corporal, sea cual sea la modalidad preferida, es decir, el sexo frente a la injusticia y el desastre, algo así como un nuevo y edulcorado haz el amor y no la guerra. Esa es la imagen. Lo curioso es que sea la palabra la que actúa como un látigo perturbador porque la palabra llama a las cosas por su nombre, sin rodeos. El narrador nos pide un cambio de actitud antes de que sea demasiado tarde, y lo pide “con urgencia, sin excusas. Sólo cuando cada polla y cada coño de este planeta sean respetados merecerá la pena vivir en él. Evolucionemos. Amemos. Follemos”. A ver si Nacho lleva razón.

Enlace con el vídeo de Nacho Vidal... Una cursilada de imágenes con un texto potente. 

1 comentario:

  1. Hola Cipriano, nos gustaria poder contactar contigo desde Personality Media. ¿A que dirección podemos escribirte? o si puedes llamarnos a nuestra oficina 917357162 me encantaría poder charlar un momento contigo. Muchas gracias. Santiago de Mollinedo.

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