Alphonso
(Artículo publicado el jueves, 22 de octubre, en periódicos de EPI PRESS)
Creo que es la
primera vez en mi vida, dicho con todas las palabras, dicho sabiendo lo que
digo, a conciencia, teniendo por testigo la hemeroteca, es la primera vez en mi
vida que veo una entrevista de Raphael
en la tele sin que me dé un patatús. Ocurrió hace tres noches, en El hormiguero. Al de Linares siempre lo
he visto ampuloso, falso como las risas estentóreas de Trancas y Barrancas,
ahuecado, huidizo, divina y patética. Nunca me gustó Raphael en las entrevistas
porque era un personaje horripilante, tan vacio e impostado como su risa loca.
Pero de repente acude a las hormigas de Pablo
Motos, un programa que no es de entrevista pura, y va el tío y me
sorprende. Es verdad que iba con la hermosa Blanca Suárez, y como no era una entrevista más de las mil que
habrá dado por compromiso, descubro a un hombre que parece normal en la vida
normal.
Raphael es un
cantante de primera, su voz y sus canciones no conocen el tiempo porque lo
transitan de allí para acá y de acá para allá, sus estribillos no pierden
comba, y su arte ha superado al personaje. El Raphael cantante está por encima
del señor que a veces sale en la tele imitándose a sí mismo. El hombre que
acudió a El hormiguero iba a hablar
de Mi gran noche, la película de Álex de
la Iglesia que se estrena mañana en toda España. Y lo bordó. Me gustó ese
Raphael que por una vez vi más pendiente de lo que pasaba alrededor, incluso de
las preguntas del presentador, que de sí mismo por ver cómo se imitaba a sí
mismo. Hasta su sonrisa la sentí menos falsa y sus dientes menos alicatados. En
la peli del vasco Raphael hace de Alphonso, un divo envidioso y demente. En su
paso por El hormiguero vi a un hombre
feliz, disfrutando, sin careta. Y me gustó.
Un momento del programa, con Blanca Suárez y Raphael. |
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