miércoles, 28 de octubre de 2015

Maldeojos. El cerebro



El cerebro
(Artículo publicado el sábado, 24 de octubre, en periódicos de EPI PRESS)

      Tengo más tetas que cerebro. Gran frase. Podría atribuírsele sin que temblaran los cimientos de la tierra a una de nuestras pensadoras más activas, pero no, esta perla no es de Mariló Montero, que a su paso por la chabola de Bertín Osborne dejó otras muy destacadas, como en la que aseguró que “estoy preparada para dirigir una televisión". El programa del andaluz va que pita. Cada semana supera en audiencia a la anterior, y La 1 está que no se lo cree. No hay duda, es la sorpresa de la temporada. Hasta ahora hemos visto el jardín de Bertín, la mujer de Bertín, los niños de Bertín, la cocina de Bertín, el comedor de Bertín por donde pueden correr caballos, algunos pasillos de la casa de Bertín, coño, el nidito de amor de Bertín, pero nadie nos ha enseñado dónde defeca Bertín. Inaceptable. Sus seguidores no se lo perdonarán.

      Por el programa han pasado, entre otros, Jesulín, Carmen Martínez Bordiú, Mariló, y Carlos Herrera, el último que cocinó en los fogones de Bertín. La escena de la cocina fue de esas que explican las cosas sin querer explicarlas y, mucho menos, sin que sus protagonistas lo hagan. Allí quedó claro que los hombres, los machos –algunos con más polla que cerebro- se acercan a la cocina para hacer su plato estrella, o para tocarse las pelotas, pero quien de verdad la maneja, y la conoce porque es cosa suya, es la mujer. Sí, sí, con mucha risita, con mucha guasa, pero ahí queda eso. ¿Saco los pies del plato? ¿Veo cosas que nadie ve? ¿Antepongo mis prejuicios a lo que sólo es un divertimento? No, llámame loco, pero ese perfil de invitados, esos mensajitos sutiles, no son porque sí. Detrás hay alguien con más cerebro que tetas. Sabe lo que hace. Y qué mensaje dar. 





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