viernes, 20 de marzo de 2015

Maldeojos. Sophia



Sophia
(Artículo publicado el martes, 17 de marzo, en diarios de EPI PRESS)

      Maravillosa historia en forma de miniserie contando la vida de la madre de Sophia Loren, esa mujer que se come la pantalla, cualquier pantalla, y te deja sin recursos, entregado. La actriz italiana hace un papel extraordinario, extraordinario porque lo hace muy bien, y extraordinario porque interpreta a su propia madre, Romilda Villani. La historia está basada en el libro biográfico de María Scicolone, hermana de Sophia, así que es muy interesante el punto de vista desde el que se narra Mi casa está llena de espejos, que pasó La 2 el viernes de un tirón. Cuando en 2010 la RAI emitió la serie de cuatro capítulos hizo audiencias millonarias. La película mezcla la ficción con imágenes reales de la época, de la propia actriz, toda una diva que iba y venía por medio mundo, de España a Italia, y de allí a Norteamérica. 

      Viendo la historia, sobre todo al principio, me recordaba a la España que he conocido en libros, películas, o fotos, un país de carencias, hambre, y sufrimiento, y gente que lucha por un futuro mejor, como hizo la desgraciada Romilda, enamorada hasta la locura del hombre equivocado, Ricardo Scicolone, que la hizo una desdichada. Sophia dijo de su madre que su vida fue una lucha continua para que sus hijas tuvieran un futuro lejos de la miseria. Y lo consiguió. Mi casa está llena de espejos es una historia dura, dramática, que, como los espejos que tanto le gustaban a María en su casa, reflejan una realidad sin escondites. La película termina con Romilda tocando el piano de la casa del pueblo, de donde salió con sus hijas huyendo del hambre. En la tele, en blanco y negro, se entera de que a Sophia le han dado un Oscar. Es el año 1961. Qué sabor más raro te deja.

En Mi casa está llena de espejos, con un guión basado en la hermana de la actriz, Sophia Loren interpreta a su madre, una mujer que se desvivió por sus hijas para que tuvieran una vida distinta a las penurias que vivieron en la infancia, pero desdichada en asuntos de amor. La belleza de esta mujer es de tal magnetismo que te olvidas de otras cuestiones. Vamos, no es Anna Magnani. Pero deslumbra desde la pantalla, desde cualquier pantalla.



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