Sophia
(Artículo publicado el martes, 17 de marzo, en diarios de EPI PRESS)
Maravillosa
historia en forma de miniserie contando la vida de la madre de Sophia Loren, esa mujer que se come la
pantalla, cualquier pantalla, y te deja sin recursos, entregado. La actriz
italiana hace un papel extraordinario, extraordinario porque lo hace muy bien,
y extraordinario porque interpreta a su propia madre, Romilda Villani. La historia está basada en el libro biográfico de María Scicolone, hermana de Sophia, así
que es muy interesante el punto de vista desde el que se narra Mi casa está llena de espejos, que pasó
La 2 el viernes de un tirón. Cuando en 2010 la RAI emitió la serie de cuatro
capítulos hizo audiencias millonarias. La película mezcla la ficción con
imágenes reales de la época, de la propia actriz, toda una diva que iba y venía
por medio mundo, de España a Italia, y de allí a Norteamérica.
Viendo
la historia, sobre todo al principio, me recordaba a la España que he conocido
en libros, películas, o fotos, un país de carencias, hambre, y sufrimiento, y gente
que lucha por un futuro mejor, como hizo la desgraciada Romilda, enamorada
hasta la locura del hombre equivocado, Ricardo
Scicolone, que la hizo una desdichada. Sophia dijo de su madre que su vida
fue una lucha continua para que sus hijas tuvieran un futuro lejos de la
miseria. Y lo consiguió. Mi casa está
llena de espejos es una historia dura, dramática, que, como los espejos que
tanto le gustaban a María en su casa, reflejan una realidad sin escondites. La
película termina con Romilda tocando el piano de la casa del pueblo, de donde
salió con sus hijas huyendo del hambre. En la tele, en blanco y negro, se
entera de que a Sophia le han dado un Oscar. Es el año 1961. Qué sabor más raro
te deja.
En Mi casa está llena de espejos, con un guión basado en la hermana de la actriz, Sophia Loren interpreta a su madre, una mujer que se desvivió por sus hijas para que tuvieran una vida distinta a las penurias que vivieron en la infancia, pero desdichada en asuntos de amor. La belleza de esta mujer es de tal magnetismo que te olvidas de otras cuestiones. Vamos, no es Anna Magnani. Pero deslumbra desde la pantalla, desde cualquier pantalla. |
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