viernes, 19 de abril de 2019

Maldeojos. Eutanasia, ya


Eutanasia, ya
(Artículo publicado el jueves, 11 de abril, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     Cuando Ángel Hernández, el marido de María José Carrasco que le prestó sus manos acercándole el vaso con una solución de pentobarbital sódico para que ella, impendida por 30 años de esclerosis múltiple que la dejaron no sólo inmóvil sino dolorida y sin dignidad, pudiera poner fin al sufrimiento bebiendo a sorbos la ponzoña, un equipo de El intermedio, elegido por el matrimonio a conciencia, fue testigo de los momentos que siguieron a esa solución final. La imagen de Ángel, enamorado hasta el último minuto de su mujer, quebrado por la emoción, consiguió que miles de espectadores notaran que allí no había nada de lo que algunos políticos sin alma, que anteponen su moral y su fe a la razón y al amor, proclaman con arrogante vehemencia asegurando que la eutanasia no puede ser la solución para poner fin a ese drama personal.

     Algún día se le echará encima al dicharachero Pablo Casado, que dispara ocurrencias e insultos a un ritmo endiablado, la frase que soltó el otro día. No voy a impulsar una ley de eutanasia, dijo el frescales para no ser menos que su hermano de sangre, el del mulo. Ojalá la muerte de María José sirva para impulsar de una vez una ley necesaria por humana que impida la crueldad de dejar en manos de familiares lo que debería de estar en manos de facultativos, que es lo que quiere la sociedad, casi siempre por delante de la legislación. En este festival de despropósitos y esperanzas sale a escena otra mujer, Ramona Maneiro, que ayudó a morir hace 21 años a Ramón Sampedro, cuya historia dio lugar a la película Mar adentro, de Amenábar. Ramona lo tiene claro, y lo explica con verbo duro. A la gente que se cree católica, les dice, vete a tomar por culo, sufre tú.




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