miércoles, 4 de noviembre de 2015

Maldeojos. El ministro



El ministro
(Artículo publicado el martes, 3 de noviembre, publicado en periódicos de EPI PRESS)

      Le reto a que me diga, o piense para sí, el nombre del ministro de Cultura. Aunque no se lo crea, Rajoy tuvo a bien no sólo premiar a Juan Ignacio Wert, aquella wertgüenza cuyo hallazgo corrió por las redes sociales, enviándolo a París como un tortolito junto a su amor –10.000 euros al mes, piso de lujo en el centro de París, asistentes, chófer, un sindiós, vamos-, sino nombrar a otro en su lugar. Insisto, aunque no se lo crea, hay ministro de Cultura, además de Educación y Deporte. ¿Se rinde? Lo entiendo. ¿Quién conoce al ministro, quién sabe su nombre? Se lo digo –vale, lo he mirado en internet-. Íñigo Méndez de Vigo. Lo máximo que ha hecho este buen hombre es acudir a charlar a Cine de barrio junto a Concha Velasco. Así se las gasta el ministro. Dice que le gusta mucho nuestro cine –“las películas antiguas, las actuales”-, y además el programa ya es mayor. Cumple estas fechas 20 años.

      El sábado pasado pasó por el plató del programa. La película fue Esa voz es una mina, de 1955, con Antonio Molina, dirigida por Luis Lucia. Es la primera vez, que yo sepa, que el ministro acude a un programa popular. ¿Para qué?, dirá el hombre. La herencia recibida es indefendible, quedan cuatro minutos para las elecciones, seguro que no sigo de ministro, ¿qué necesidad tengo, pensará, de bailar con hormigas, escalar montañas con Jesús Calleja, o pasar un mal rato contestando a tertulianos incómodos? Acudo a lo de Concha, echo la tarde, veo una peli, y me hacen la foto junto a la actriz, que no me va a preguntar por el legado de Wert. Y así fue. A otra que habría que invitar al programa es a… ¿Cómo se llama la ministra de Agricultura, Alimentación, y Medio Ambiente? 

Ahí está, el ministro con Concha Velasco. Está genial que al de Cultura le guste el cine español de otras epocas, cine donde hay joyas y donde hay truños que, a pesar de serlo, retratan muy bien la sociedad en la que se hicieron aquellas películas. Pero es curioso que Íñigo Méndez de Vigo haya elegido este programa "rancio" para decir que ama el cine español y no haga lo propio con la gente de la industra de hoy. 



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