Sálvame
(Artículo publicado el martes, 23 de junio, en diarios de EPI PRESS)
Comprometidos,
optimistas y creativos. Así son los llamados “guías del cambio” que llevarán a
los participantes a vivir uno de los momentos más felices de sus vidas. Esta
definición valdría para cualquier mamarrachada de las que emite Telecinco. En
esta ocasión, con “guías del cambio” habla de los expertos que cogen a los
infelices que se prestan al toma daca con la idea de que les cambie la vida.
Hablo de Cámbiame, que la factoría
del mal gusto emite a diario donde antes emitía Robin Food, el programa de recetas tirando a espesas de David de Jorge, un programa pensando al
milímetro para el perfil de audiencia del negocio del que viven los accionistas
guiados por Paolo Vasile pero quizá sin el suficiente
grado de bajeza moral y estética del resto de la parrilla. Y eso se paga. Cámbiame sí, Cámbiame está en la órbita de la buena dirección.
A Cámbiame llegan los adefesios acomplejados
cuya vida, hasta el momento del pacto con el diablo telecinquero, puede ser
sólo gris, pero no humillante, como sí pasa a ser en cuanto la cámara entra en
tu cuarto, ve tu armario, y además te retrata peor de lo que, al parecer, tú te
sientes. O hay humillación o no hay trato. El trato es ponerte en manos de los
“guías del cambio”. Estos guías son redichos y amanerados, dos señoras y un
señor que, con dinero de la productora, es decir, tirando con pólvora de rey,
hacen el milagro del cambio. Nueva ropa, fuera ese pelo pollo achicharrado de
tanto tinte de segunda, un buen maquillaje, unos tacones, quizá un corte de
barba y un pelo hipster en los chicos, obra el prodigio. Eso es Cámbiame, un nuevo Sálvame a costa del más débil.
Este el cuadro de los elegantes, de los que tienen gusto, de los que pueden obrar el milagro, son "los guías del cambio". Me parto. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario