Muertes
(Artículo publicado el jueves, 25 de junio, en diarios de EPI PRESS)
Si digo que ha
muerto James Horner a más de un
lector se le quedará la cara como si le digo que a la absurda Rosa Benito no le renuevan el contrato
en Sálvame. Sin embargo entre ambos
nombres –de antemano pido perdón por llevar tan lejos las relaciones- hay un
abismo parecido al que vemos en la pantalla cuando representan un agujero
negro. Yo tampoco sabía quién era James Horner, pero sí conozco, y me emociona,
parte de su obra. Este hombre murió el otro día en un accidente de avioneta a
los 61 años. Pero nos quedan bandas sonoras como la del “Titanic”, incluida la
canción “My heart will go on”, la
de Celin Dion, ese maravilloso
pastelazo que suena mientras Di Caprio
abraza en el pico del barco a Kate
Winslet con el pelo al aire. Pero también compuso las músicas de “Avatar”,
otra de James Cameron, y
“Braveheart”, o “Alien, el regreso”.
En nuestro país
se nos murió también a las pocas horas Marujita
Díaz. No la recuerdo por ninguna de sus películas, tampoco de sus
canciones, y eso que cuando hablan de ella ponen trozos donde la he visto en su
papel de tonadillera, pero jamás sentí algo parecido a la emoción. Nunca.
Tampoco me hacía gracia, incluso me repugnaba, su habilidad para hacer
chiribitas con los ojos moviéndolos en su cuenca. Marujita tenía en mí uno de
los peores efectos que puede tener un artista, que no me la creía. Nunca. Por
si faltara algo Marujita no envejeció con la dignidad que uno espera para sí
mismo. Se entregó al más zafio y chabacano de los espectáculos convirtiéndose
ella misma en carne de circo. Pasó por todos los programas basura, es decir,
por Telecinco, vendiendo su decadencia de la peor manera posible dejando momentos
de gloria con el pelanas Dinio.
James Horner, autor de la música de películas como Titanic o Avatar. |
Marujita Díaz, víctima de sí misma. Tendría que haber una ley que prohibiera a algunas personas, sobre todo del rollo artístico, a atentar contra el recuerdo de la gente atentándose contra sí mismas de forma autodestructiva, como hizo en los últimos años de su vida esta señora. |
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